No debería costarme trabajo hablar de aquellos a quienes quiero, pero hoy quiero hacerlo. Hemos de confiar en la fuerza del amor, esa a la que los poetas acuden para expresarse. Yo no soy poeta, acaso periodista las veces que me dejan serlo en esta profesión. Y trato de hacer las cosas lo mejor que sé y puedo. Por eso esta noche le deseo a Javier y Carmen, mis hermanos, lo mejor que la vida les pueda traer, a ellos, y a Javi y a Cristina. Cuando amas a alguien eres capaz de hacer lo que sea necesario, pero cuando te das cuenta de que, además de amarle, le necesitas tanto como nunca has necesitado nada ni a nadie en tu vida, es entonces cuando te das cuenta de la realidad de la vida. No comprendo, la verdad, a toda esa gente estúpida que impide a los demás, con su forma de comportarse a diario, ser felices, un derecho natural. He criado a Javi, a mi hermano, dándole lo mejor siempre, pero pidiéndole que nunca olvide lo más importante. Y creo que es un buen tipo, una buena persona. Sé que todo cambiará, que todo es cuestión de amor, de esfuerzo, de superación. Y que es más fácil si están a tu lado quienes amas y has amado en tu vida. Yo procuro no olvidarlo ni un solo día, por muchos malos momentos que tenga. Ojalá Dios nos proporcione fuerzas y sentido común para no perder nunca el rumbo exacto, para no extraviar la brújula que siempre está en nuestro corazón, tirando fuerte, marcando el camino. Fuerza, amor y salud son la clave de todo. Lo demás viene sin buscarlo. Me duele tanto lo que pasa, pero confío en la fuerza del amor. Triunfará. Eso pensamos mi niña y yo. Todos los días de nuestra nueva vida. Y no dejo de amar a quienes de verdad me quieren.