Sábado, sabadete (sí, eso). Menuda semana, entre el jet lag, la vergüenza de un partido en España haciéndose añicos y la puta crisis. Queda margen para la diversión y salir a la calle, a pasar un buen rato, como pienso hacer hoy. Anoche, con la chiquillada que adora a Cameron Díaz (no me extraña), ví la típica-película-de-fin-de-semana-con-palomitas-y-Coca-Cola. Glups. "Algo pasa en Las Vegas" y toma del frasco, porque excepto el desmadre de la boda express todo ocurre en Nueva York. Y tengo demasiados frescos los buenos recuerdos de esa ciudad. Horas antes de tomar mi vuelo me dispuse a elegir una buena terraza, Inside Park, en St. Bart's. Y la fauna me fascinó. Y juro que era el lugar preciso para encontrarme con Sarah Jesicca Parker. Su película Sexo en Nueva York, resultado de su serie de televisión, estaba por todos lados. Autobuses, marquesinas, anuncios luminosos, en todos los gratuitos de los dispensadores automáticos de las calles. Ayer no lo pude resistir y me compré el disco de Duffy, mi adorada (mucho) irlandesa. Sirope y miel, (Syrup & Honey) así se llama la canción que más me pone, a cien. Chico, la imaginación es libre, hasta que nos dejen. Y en este país la cosa se está poniendo negra por momentos, big brother.