21 sept 2008

No perderos la vida


Un buen amigo, que me conoce, sabe que no me iba a resistir a publicar este comentario que me envía por correo electrónico: "Ayer 16,30 sábado, nadie en la calle sólo algún transeúnte espiritual. Antoñito "el apañao" ve que viene por su acera y de frente a un extranjero armado con su guitarra colgada del cuello (¿de donde vendría?) una turista con un cuaderno con la cubierta de cuero en la mano se vuelve hacia la escena. Todos responden al oír la voz de Antoñito "el apañao" arrancarse por soleá. Al primer eco limpio y profundo son del cante, la guitarra, automática, se arranca también. Ninguno de los dos artistas (profesionales), pero la verdad y sensibilidad del momento no envidian ningún espectáculo en cartel. La turista no da crédito a lo que está viviendo, yo pasaba por allí y me apunté con algún olé lo mas a compás posible, también pasaba un periodista con un una niña en el coche y no le pasa desapercibida la escena, sonríe, aunque debería haberse sumado al cuadro. Así son las cosas ¡que grande!, ¿no?". Claro, querido amigo, hay tanta grandeza en los gestos cotidianos de cada día...Y nos los perdemos tontamente. Reflexiono sobre ello a diario y procuro que mis amigos, los conocidos y aquellos sobre los que tengo alguna o mucha influencia, comprendan que si hacemos el bien, si nos portamos con los demás como siempre soñamos que se portaran con nosotros, el universo nos devolverá esa energía poco a poco, sin que nos demos cuenta.