No odio a nadie, pero detesto a los intolerantes, a los fascistas y a los demócratas de medio pelo. Pero, sobre todo, a los corruptos que intentan aparecer ante mí, ante nosotros, como gentes absolutamente decentes. Corrupción no solo es quedarse con la pasta gansa, es traicionar los mínimos principios que se han de tener, es dejar que los demás se lo lleven calentito, es no actuar cuando se pisotean nuestros derechos o los de otros, es uno de los mayores problemas de la sociedad actual. Cada vez más, con el tiempo, uno se va enterando de tantas cosas, a veces se pueden probar -y se publican, claro- y otras se quedan en una nebulosa nauseabunda en torno al presunto/a corrupto/a. Tenía ganas de deciros eso y que no os toméis tan en serio la vida...no merece la pena. A divertirse tocan, menudo vídeo el de Danko Jones ¿no?
*Dedicado a los que critican este blog pero lo leen, los muy cabroncetes perversos