Han llegado a este blog un par de historias, una del pasado y otra de hace pocos meses, muy suculentas. Protagonizadas por La Mosca, que tiene un oído fino, demasiado fino en su trabajo, y peligroso para quien va con ella por esos mundos de Dios. Y por las noches recibe de otro bicho el resto de la información que le falta para componer la historia. La Mosca no es de fiar, pero hace los trabajos de fontanería con gran estilo y solo por un par de sueldos a cambio. Y eso es mucho en los tiempos que corren. Hace más de veinte años que conozco sus andanzas, las últimas como garganta profunda de una periodista intrépida de gran altura. Temas que han hecho mucho daño a su organización mosqueril. Y estoy dedicando los cinco minutos de la mañaña, los más lúcidos en cualquier ser humano (tras la ducha, el cafelito y el mollete antequerano con aceite de Olvera y tomate de Almería), a entrar en su historia, que iremos contando según nos apetezca. Gracias por la información que me va llegando...
*Cualquier parecido con alguien que conozcan es pura casualidad