10 dic 2008

Pax




Bueno, algo se ha movido en el equipo de gobierno de Pilar Sánchez. El resumen es claro: pax pilarista. Hay otros asuntos de mayor calibre de los que nuestros dirigentes deben ocuparse antes que darse mamporros a diario y, bastaba escuchar a unos y otros dentro del PSOE, era y ¿es? el pan suyo de cada día. Me susurran que ni Pepe Bouza, director de Comunicación ni Casto Sánchez, delegado de Presidencia y de Comunicación, han estado en la rueda de prensa donde Pilar Sánchez ha anunciado su remodelación de gobierno que, aunque parece light, tiene gran calado para quien sepa interpretar los gestos socialistas jerezanos. Sus razones tendrán para las ausencias, que no hay que ser malpensados. Pero alguien debería explicarlo. La alcaldesa llevaba varias semanas barruntando ese y otros cambios, que si no lleva a cabo es por ese espíritu maricomplejín que a veces le asalta, miedos raros a sindicatos y a otros que, debiendo estar calladitos, hicieron de esta ciudad su coto. Y se lo vamos a recordar siempre.
Pilar Sánchez necesita algo de sosiego para definir el modelo de sociedad (yo no lo veo por ningún lado definido, la verdad) que todos queremos, más tranquilidad aún para arañar todos los recursos posibles y, sobre todo, para que tanto carguete demuestre que pinta algo y que no viene a contarnos, una vez al año, la historia de los presupuestos. Vamos, que necesita gobernar...ya.
La alcaldesa se patea más la ciudad -doy fe, conozco su agenda, incluso la que se anula- no pierde ocasión de entrar en contacto con todos, pero lo del Plan Urban para la zona Sur es una de las mejores noticias para Jerez. Tradicional cantera de votos pachequistas y socialistas, los jerezanos y jerezanas del sur profundo necesitan muchas atenciones desde hace taaaaantos años. Baja uno la cuesta de San Telmo y entra en otra dimensión, pero esos ciudadanos pagan religiosamente sus impuestos como los de la nueva zona norte. Paco Gil tiene trabajo, mucho, y esos 14 millones de euros deben gastarse con fidelidad a los intereses generales.
Y no voy a dejar de mencionar -ya está en el sillón, arriba, con todo lo que eso conlleva- al periodista Juan Ramón Aramburu, que se acaba de integrarse en la ejecutiva socialista local y que asumirá la coordinación de las Relaciones Institucionales. Un espléndido campo plagado de minas antipersonales, de cardos borriqueros, rosas espinadas y senderos sinuosos en los que Juanra, que como todos lo conocemos, seguro que va a mover bien.
Ha dado un paso, político, de gran compromiso y altura. Pero ahora está expuesto a la luz del gran público y de la oposición. Un terreno en el que los periodistas no siempre saben moverse. Juanra debe ser consciente de que cuando la alcaldesa meta la pata -suele ocurrir con cargos públicos de vez en cuando- el que pagará los platos rotos será él.
En honor a la verdad, el general Aramburu, a quien profeso bastante aprecio (el cariño y la amistad hay que ganárselos día a día) anda contento, muy feliz. Y eso es bueno en un profesional de la comunicación. Le conozco de cuando yo estaba en el otro lado de la trinchera, siempre fue elegante conmigo en las formas, contundente cuando tenía que serlo y, lo que más valoraba, es que cumple siempe sus promesas. Menos mal que no se ha ido, al final. Invita poco a café, la verdad, aunque eso no es problema, siempre llevo algo de suelto.