Cuando hoy se siente frente a Francisco González Cabaña, la alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, sabrá que el principal miedo de el de Benalup (dicen que sueña con ir algún día al Parlamento Andaluz) es que Pilar se rebele, agrupe a los descontentos y le plante cara para, ¿por qué no? ser la nueva secretaria general del PSOE de Cádiz. Yo que ella me lanzaba, hay muchos cabreados con Cabaña, quien según dicen los que adoran a Pilar, es el directo responsable del ostracismo al que se ha sometido a la alcaldesa jerezana, con su inestimable colaboración en algunos momentos, que todo hay que decirlo. Pilar no cae bien a Pizarro, pero es que los pizarristas tienen los días contados si confiamos en la evolución política de Griñán conforme a los dictados de Rodríguez Zapatero (¿come Bambi carne cruda para desayunar?). Si no estoy mal informado -se van ampliando las fuentes, gracias a Dios- Pilar está actuando con sensatez. Habrá sacrificios, por supuesto, y un golpe de timón coherente, otorgando responsabilidades y exigiéndolas a quienes tienen la lengua muy larga. Basta leer la crónica del Diario de Jerez para darse cuenta de que no andamos descaminados. Pilar sabe que para andar por la vida es necesario tener padrinos o madrinas (que le pregunten a Bibiana Aído). Y Zapatero necesita adeptos para su proyecto.