Me joden los chivatos, los que buscan el minuto, el momento para ir baboseando al jefe contando algo que no les ha gustado sobre otros, tan demócratas ellos para desautorizar un trabajo. Tengo que localizar a uno para mandarlo al Campo del Sur a ver si termina siendo pasto de los gatos, tan hambrientos. Pues bien, que se ande con cuidado que no estoy para muchas hostias últimamente. Menos mal que esta mañana lo hemos pasado bien, hemos debatido, hablado, pensado, disfrutado, hemos dado lugar a quien lo merece y, me parece a mí, hasta hemos informado lo mejor que podíamos.
Ha ocurrido en el programa Buenos Días, de Onda Cádiz, en el que Guillermo y yo, como me decía una simpática señora esta mañana, nos hemos colado una vez más entre el café y las tostadas todas las mañanas en muchos hogares de Cádiz. Y hoy hemos contado con la frescura y colaboración, como analistas, de María Llébrez (Diario de Cádiz) y Carlos Cherbuy (La Voz de Cádiz). Qué buen rato con buenos periodistas, jóvenes y con un gran sentido de la realidad, de la actualidad.
Ahí les tienen, gracias a los dos, y a Fernando López Gil, a Fran Romero y a Daniel Nieto (muy buena tu sincera entrevista del otro día). Lo dicho, lo hemos pasado bien pero como encuentre al chivato mediático lo corro a gorrazos. El que avisa no es traidor. Y como sé, perfectamente, que su misión (no creo que le paguen para eso) es leer este blog, que vaya tomando nota. Ni una más. He buscado una canción para que el puto chivato sepa como están nuestras almas...