Está bien abrir tu mente a otras experiencias, a otras opiniones, confrontarlas en sano debate. Lo vengo haciendo toda la vida y no hay nada más reconfortante y enriquecedor que una buena charla entre amigos/a (joder con el lenguaje no sexista, es la polla, perdón un coñazo, en fin...) o explorar a quienes pueden serlo, o no.
Ayer, una sagaz funcionaria me puso sobre aviso de que el hecho de que sus compañeros/as hayan dado la espalda a la huelga, a los sindicatos, es solo fruto del enorme cabreo que tiene un colectivo tan importante, donde no todos -ni mucho menos- ganan los espectaculares sueldos de empleados públicos que entraron gracias al trifásico, ya sea vía familia o vía carnet.
El ajuste tendrá como consecuencia un palo, una venganza servida en plato frio a de los funcionarios contra el PSOE cuando vayan a depositar sus votos, me dijo, mientras tomábamos un café con hielo en un bar pijo sevillano, al que prometo volver a ir cuando pueda.
Y eso sin contar con que la reforma del sector público andaluz será un hecho el día 1 de enero de 2011 y que las pagas extras de Navidad serán más cortitas que mi café pijo.
Por cierto, que el restaurante que antes disfrutamos tenía un paisaje interior propio del 'Cuéntame' de la etapa esplendorosa de Antonio y Merche. Divertidos ellos, ellas, abuelos y nietos. Muy ajenos a la crisis a juzgar por la calidad de los platos. Admito que nosotros tampoco nos cortamos, no vamos a ser menos que la panda de cuchi-cuchis.