Esta profesión, como todas, está llena de buenas personas y algunos canallas selectos. No se puede ser buen periodista si antes no se es buena persona. Manuel Molina era el ejemplo.Cumplía esas dos cualidades. Buena gente. Su fallecimiento me deja helado, muy triste. Tocado. Como a muchos compañeros y compañeras. Le dije adiós hace unas fechas cuando los dos nos cruzamos, elegantes, en la puerta del Hotel Jerez.
No olvidaré su mirada, la de la persona con la que te tomarías todo el tiempo del mundo para hablar, beber, comer y disfrutar de la vida como lo hacemos en Jerez cuando se tiene parné, claro. Y también cuando no se tiene y se hace de la supervivencia un arte. A Manolo le gustaba hablar de nuestra profesión, la afición que no cambia, nunca, entre nosotros. Pero también de política, de economía, de emprendedores, de lo complicado que es poner en marcha cualquier proyecto. Y de Jerez, mucho de Jerez.
Ay Manolo, qué pena más profunda, qué dolor más afilado. Siempre fuiste una persona con honor y que opinaba en libertad, peligroso deporte en esta provincia cainita. Jerezano orgulloso de su tierra y de sus amigos, que te querremos siempre, mucho. Socarrón, divertido, ingenioso, buen tipo en definitiva. De los que no tienen que irse tan pronto. Descansa en paz, buen amigo. A much@s os digo, seamos generosos con quien nos necesita, procurad dedicar un tiempo con aquell@s a los que apreciáis de verdad. Son tiempos para estar juntos, para ayudarnos porque corren vientos malos.