28 jul 2018

Los gitanos temen al actual gobierno de Italia


Me cuenta Juan de Dios Ramírez-Heredia, abogado y periodista, presidente de Unión Romani:

El día 2 de agosto de 2018, desde las 12 del mediodía hasta las 5 de la tarde, nos manifestaremos en Roma en la plaza Montecitorio donde se encuentra la Cámara de los Diputados de la República Italiana. Y nos vamos a manifestar allí para recordar los 2.897 mujeres, hombres y niños gitanos muertos todos ellos en la noche del 2 de agosto de 1944 en el Zigeunerlager de Auschwitz-Birkenau. Igualmente estarán en nuestra memoria el más de medio millón de hermanos y hermanas nuestras, muertas en campos de exterminio de Europa.
Conmemorar esa fecha hoy significa recordar, aprender y actuar en una nueva situación de dificultad. Somos hijos y nietos de aquellos mártires y hemos aprendido en primera persona que el racismo no trae un futuro mejor, sino que aporta solamente la repetición de una historia atroz y devastadora para todos. Por eso los gitanos italianos dicen, y con ellos todos nosotros, que estamos decididos a actuar con todas nuestras fuerzas contra esta ola de racismo que viene, no sólo por nosotros y nuestros hijos, sino en defensa de todos los ciudadanos, en defensa de nuestra civilización y en defensa de nuestra democracia.
Las asociaciones gitanas de Italia levantan su voz para denunciar que en Europa, en los últimos tiempos, nuestras comunidades de Ucrania, Hungría, Eslovaquia y Rumania viven con preocupación y miedo los movimientos racistas y neonazis que nos atacan, queman nuestras casas e incluso nos matan, como ha pasado en Hungría y Ucrania.
Tenemos miedo del actual gobierno de Italia
En el llamamiento que hacen los gitanos italianos para concentrarnos el día 2 ante su Parlamento ponen de relieve que el sentimiento de odio y discriminación se materializa por el nuevo gobierno en amenazas como la creación de un censo étnico y la expulsión de los gitanos, rom y sinti, no italianos. Que a los gitanos italianos se les diga que “lamentablemente” no serán expulsados, no disminuye la preocupación de una comunidad que tiene una historia de siglos de discriminación y persecución y que, en este período, sufre actos violentos grandes y pequeños.