Ya está en la calle el libro “La tiza, la tinta y la palabra. José Sánchez Rosa, maestro anarquista y andaluz”. Se presentó en Cádiz esta semana. Sánchez Rosa, fue uno de los grandes olvidados de la historia tras la Guerra Civil, aunque en su época fue famoso y muy querido. Su historia curiosa se inicia a la edad de trece años cuando leía en voz alta a los campesinos andaluces analfabetos los periódicos y la propaganda libertaria y revolucionaria que llegaba a sus manos. Desde niño destacó en la escuela por ser uno de los alumnos más aventajados, y por poseer una inteligencia muy por encima de lo normal, pese a lo cual, sólo llegó a cursar dos años de primaria. De su gusto por la lectura y su afan por aprender, le vino su vocación por hacerse maestro, pero nunca llegó a tener el título oficial, a pesar de lo cual fue reconocido como maestro, en su tiempo y en el recuerdo. En su figura se conjugan las ideas de justicia social, propagandista, organizador y maestro de trabajadores.
Los sucesos de la "Mano Negra" dieron pretextos a la policía para atacar a la Federación de Trabajadores de la Regional Española (FTRE), y para intentar desestabilizar el movimiento obrero y a toda su organización. En 1882, Sánchez Rosa es detenido, encarcelado y acusado de participar en esa sociedad secreta. Por su conocida tendencia pacifista, siempre se negó a llevar armas. A menudo, decía que la libertad y la paz del pueblo están precisamente en los libros, y no en las armas. Su acusación de pertenecer a la "Mano Negra" no fue más que una trama policial para encarcelarlo, ya que su figura comenzaba a hacerse molesta por la defensa que hacía a ultranza de la liberación de la clase obrera. Cuando vivió en Jerez o Alcalá del Valle, estas ciudades eran focos de agitaciones obreras.
Los sucesos de la "Mano Negra" dieron pretextos a la policía para atacar a la Federación de Trabajadores de la Regional Española (FTRE), y para intentar desestabilizar el movimiento obrero y a toda su organización. En 1882, Sánchez Rosa es detenido, encarcelado y acusado de participar en esa sociedad secreta. Por su conocida tendencia pacifista, siempre se negó a llevar armas. A menudo, decía que la libertad y la paz del pueblo están precisamente en los libros, y no en las armas. Su acusación de pertenecer a la "Mano Negra" no fue más que una trama policial para encarcelarlo, ya que su figura comenzaba a hacerse molesta por la defensa que hacía a ultranza de la liberación de la clase obrera. Cuando vivió en Jerez o Alcalá del Valle, estas ciudades eran focos de agitaciones obreras.