3 abr 2006

Los Hijos de Némesis: LA CORRUPCIÓN MORAL

JC
Llevaba varios meses dándole vueltas, pero creo que ya es hora de que tenga mi propia columna de opinión diaria en esta bahía del mamoneo, que probablemente reproduzcan algunos otros medios en breve. Ningún sitio mejor, de momento, que este blog, un sano ejercicio diario de libertad que, no lo oculto, molesta mucho a más de un hijo de puta (si a algún pusilánime o rastrero lamebotas le jode esta expresión,es su problema).
Yo les sonrío como la Gioconda, y con la misma alegría que la cobra al incauto que se cree encantador de serpientes con una llamada telefónica. Infeliz. Dicho esto, lo de la corrupción en Marbella acaba de empezar y se va extender como la pólvora por la costa hasta llegar a nuestra provincia. Las claves son sencillas.
El Estado de Derecho, de vez en cuando, te da sorpresas. Aunque en Marbella, como bien sostiene mi compañero Javier Caraballo en su blog, hay una garganta profunda. Siempre la hay. Gracias a Dios y a Némesis, siempre hay alguien que se viste de Harry el Sucio y decide que "alguien tiene que hacerlo".
Denuncio que en los últimos días, un personaje, próximo a caer víctima de los Hijos de Némesis, ha intentado acallarme por la vía de la presión telefónica a terceras personas. Y no lo ha conseguido. Él lo sabe ya. No es limpio, y menos buena persona. Ya ha cruzado al otro lado de la carretera. Y no puede volver, la circulación es muy intensa y no hay puentes para los sinvergüenzas. No sabe que otros han escuchado nítidamente su presión (benditos manos libres).
Para éso está este blog, que es nuestro, de ustedes, que no es de nadie en concreto y en donde nadie mete la mano y la pata. No creo que persista en sus presiones inútiles porque tiene otros problemas más serios en su familia, en su vida, en su trabajo y en la política. Este emperador de la mentira y el engaño tiene menos futuro que Calígula y es mala persona. Los Hijos de Némesis no le perdonan ya. Se ha pasado de la raya, ha subestimado el poder de la verdad, y creo que hasta a Dios porque sus pecados son capitales. La corrupción moral es aún peor. Porque afecta a los valores, esos que se pierden tanto hoy.