15 may 2006

JJ Téllez, vida y milagros en la red


Noticia 898. La autora de este comentario es una excelente periodista y mejor compañera, Aida R. Agraso (espero que este elogio no te cree más enemigos/as mediocres), y viene insertado en la web de un periodista y escritor, yo creo que un poco harto ya de ser la cuota hippy del PSOE. JJ Téllez, persona a la que estimo y profeso admiración como compañero, tiene una web que os recomiendo leer de vez en cuando. Compartí, una vez, un manifiesto en contra de la entrada de España en la OTAN. Cosas de juventud, pero lo de la Alianza Atlántica me tocaba un pie. Y más aún que el PSOE hiciera todo lo contrario de lo que nos había prometido (bendita ingenuidad) Estas son su vida y milagros:

Pese a que en su biografía reza que reside en Algeciras, Juan José Téllez es el habitante de una polis moderna y sin fronteras, como demuestra el hecho de que muchas de sus crónicas estén redactadas en Marruecos, Uruguay, Nueva York, Ámsterdam o Londres. Periodista como los de antes, acostumbra a desaparecer con sorprendente brusquedad. En Colombia, por ejemplo, se perdió durante tres días para desesperación de su compañeros de viaje, y apareció luego contando que había estado en el territorio de la guerrilla. También fue a México para estrechar la mano del subcomandante Marcos, aunque al final le falló el encuentro por mor del gobierno mexicano. En la época en la que no había móvil, Téllez fue el protagonista de una frase que, luego, se adaptaría a un singular juego de agudeza visual protagonizada por un tal Wally: ¿Dónde está Téllez? Urbano y cosmopolita, su único lugar de residencia definitivo, dicen quienes le conocen, es el corazón de sus amigos.

Su habilidad para desaparecer sólo es comparable a su ubicuidad: debido a su incapacidad para llevar su agenda, Téllez ha tenido que obrar el milagro de dar dos conferencias a la misma hora, en dos municipios distintos de la provincia. Pero su ubicuidad no podría ser posible sin una capacidad de trabajo que roza lo sobrenatural: entre sus muchas hazañas, una de las más difundidas es la que cuenta que logró escribir tres reportajes magistrales en media hora después de llegar de la Feria de Sevilla directamente a la redacción del periódico, tras dos días sin dormir. Durante la ejecución del tercero, incluso se quedó dormido de repente, ante la hilaridad de sus compañeros, para despertar al poco y seguir tecleando como si no hubiera pasado nada, sin perder el hilo de su crónica.

Pero, aparte de perseguir la noticia, Juan José Téllez tiene la manía de escribir manifiestos contra toda actitud reprobable y a favor de la esperanza, y también cuentos y poemas, porque si bien ser periodista y ser escritor no es lo mismo, por muchos que así lo crean o lo quieran creer, en Téllez esa aleación se produce de una forma natural y podría decirse que obligada. En su caso, su periodismo es literatura, y sus reportajes deberían ser lectura obligatoria en las facultades. Dice que la escritura siempre le sirvió para explicarse a sí mismo, y hacia ella se encaminó pronto. El tiempo ha demostrado que debía de haber mucho de él mismo que no entendía, porque su obra es prolífica.

Este hombre culto en el más profundo sentido de la palabra, de barba filosófica, y eterno gastador de pajaritas, nació, en efecto, en Algeciras en el año 58. Pero, como hemos dejado claro, podría haber nacido en cualquier otro sitio, porque es atemporal y explorador del universo, siempre un paso por delante del Hubble. Suele confesar que lo que de verdad le hubiera gustado ser era rockero, y llenar estadios y firmar autógrafos, pero tuvo que conformarse con cursar estudios de Historia en Cádiz ante la imposibilidad de estudiar Periodismo, que es lo que le atraía desde niño. Ha trabajado en Diario 16, en la agencia Efe, en la cadena Ser, ha escrito guiones para el Loco de la Colina, frecuenta los platós de Canal Sur y tiene un programa de radio sobre la inmigración, Bienvenidos, que le ha hecho merecedor de un premio Ondas. También ha trabajado en Europa Sur, que ha dirigido, en Diario de Sevilla y en Diario de Cádiz. Pero eso son sólo datos en el kilométrico currículo de este Alatriste del siglo veintiuno que se bate con las armas de la palabra en todo duelo que considere injusto, porque como él mismo dice: “En las pocas cosas que creo, creo de verdad”.

Aida R. Agraso