por JC
Es el escudero, lanzallamas, caballero que lleva casi veinticinco años en política y uno de los valores más sólidos del actual equipo de Teófila Martínez. Pero me resisto a creer que sea el malo de la película. Conozco a PP Blas y les puedo asegurar que es, y será algún día, un magnífico contertulio de altura. Y podía haber sido un excelente secretario general del PP en Cádiz. El papel del senador edil es el peor que le podía tocar pero basta echar un vistazo a su web (www.senado.es ) para comprobar que no pierde el tiempo y que sabe cómo trabajar los temas. PP Blas goza, además, del aprecio de muchos dentro y fuera del PP.
En el caso de la guerra de los despachos (el PSOE insiste en que no es tal, que es otra cosa), PP Blas ha "lanzado" al PSOE fuera del suyo, le ha dado cinco días para hacer la mudanza. Los mismos que tiene Miguel Medina para hacer las maletas y desplazarse unos metros más allá en el pasillo que lleva al corazón del Ayuntamiento: Intervención. Hay cambios de despachos que pueden tener repercusiones inimaginables para quienes los deciden y quienes los ejecutan. En Cádiz hay dos casos en estos días. Uno es el del PSOE. ¿El otro? Pero el de los socialistas, temen algunos populares (del PP), puede tener efectos colaterales graves. Se impone el sentido común, que los dioses bajen del Olimpo, admitan sus errores y entremos en una campaña electoral sin mayores problemas que enfrentamientos puramente políticos. El otro día escuché a Andrés Luis Cañadas Machado, ex director regional de la COPE, cuando era entrevistado por una joven periodista en Onda Jerez TV, la televisión que acertadamente (que diría Ansón) dirige Pedro Rollán.
Andrés, persona a la que siempre estaré agradecido por su ética, comportamiento y atenciones no solo hacia mí sino hacia mi desaparecido padre, lamentaba que los periodistas hayan sucumbido ante las ideologías. No lo comparto querido profesor. Ya no existen ideologías, sino banderas al viento que indican el camino a seguir. Hay dos caminos, ser francotirador en un buen medio, caiga quien caiga (mmmmm) o tratar de sobrellevarlo lo mejor posible, con cierta dignidad. El tercero, hacerse llagas en la lengua de lamer zapatos. A elegir. Y luego no quejarse, coño. Pero existe un cuarto camino, hay algunos que lo han conseguido. Piensen, amiguitos.