14 sept 2006

El informe oculto del 11-M

Los Hijos de Némesis
por JC
En los cuatro años que estuve en Madrid, como testigo privilegiado de los últimos cuatro años de Aznar, me crucé pocas veces con ellos, en el Congreso, en La Moncloa y actos institucionales o del PP. Me refiero a Javier Arenas y a Mariano Rajoy. Hoy he estado con ellos en el Campo de Gibraltar y les juro que he visto, por un instante, el enorme peso del poder y el paso de los años (aunque se conservan bien, pardiez). El poder que tuvieron y anhelan tener de nuevo. Hoy, en esta nueva etapa, he vuelto a mirar tras el objetivo de mi Nikon y esto es lo que he visto. ¿En qué pensarán don Javier y don Mariano? Creo que en lo mismo que todos nosotros, en lo mismo que todas las personas de bien, como mi tío político Jorge, copemaníaco. Varios compañeros, gente buena de la comarca, Estanislao, Isaías, Nieves, Gómez Amado, recuerdos a borbotones de los años 90 cuando fue delegado de TVE y corresponsal de Diario 16 Andalucía. Empuñar una cámara (prefiero que lo haga mi amigo y compañero Pepe Ferrer) es un honor, un orgullo. Hay más solidaridad entre los fotógrafos de prensa que entre los kanallas plumillas. Con diferencia. Yo, en los actos, siempre prefiero estar con ellos. La verdad.
Cuando bajaba, bien temprano, por la autovía Jerez-Los Barrios iba escuchando en la COPE a Federico Jiménez Losantos y a Pedro J. Ramírez, cuando, de pronto, me sobrecogió el ex director general de la Policía, Agustín Díaz de Mera, padre de dos agentes. Sus declaraciones, ése informe oculto del 11-M, "con autor y autora", que Rubalcaba dice que no existe, me dejaron gravemente preocupado. Los lectores no son tontos y más, mucho más de media España quieren saber por qué se mata a españoles. Esto se va complicando y en el PSOE están tan nerviosos que usan toda su artillería mediática habitual. Mientras Chávez alaba en Cuba a su amigo Zapatero (un día antes culpó a los norteamericanos de los atentados del 11-S), Senegal se cachondea de nosotros diciendo que lo de llevar nuestros aviones con su gente, que tururú. Antes de preguntar a Rajoy sobre el asunto de Díaz de Mera, me dispuse a hablar con el fraile Isidoro Macías, el "padre patera". Ahora no llegan tantos inmigrantes a las costas del Campo de Gibraltar, y tampoco los millones que necesita el fraile. Al salir a la calle, después de sufrir un síncope porque los inhibidores antiatentados me mareaban el portátil (Dios, los textos a tomar por culo), me fui a la cafetería Tropicana. Ni me fijé donde entraba, estaba cerca del restaurante pepero y enfrente del Peñón, con un trasiego increíble. Andaba absorto terminando mis crónicas para EL MUNDO DE ANDALUCÍA cuando una señora me gritó. No era a mí, gracias a Dios. Fue justo detrás, dí un respingo y la escuché: !!Guarra!!, le decía a otra. El asunto controvertido entre ambas era la venta de tabaco de contrabando. Las dos se dedican a eso, a pasar cartones las veces que les dejan cruzar la verja, y de eso viven. Luego me llegó una nota de la Policía, contándome que dos jovencitos linenses habían sido detenidos cultivando cannabis en la azotea, en quince grandes macetones.
Pagué religiosamente mi parking (carito, por cierto) y enfilé la carretera hacia San Roque. Miré a mi derecha, las nubes sobre la sierra del Cobre, Getares, los rayos del sol abriéndose paso de la forma que solo lo hacen en ese punto del Sur. La petroquímica escociéndome las narices (¿vapor de agua? y un cuerno). Cuatro cabrones con coches que nunca tendré a no ser que me toque la bonoloto me adelantan haciendo gilipolleces. Tomo la autovía, fijo la velocidad a 120 y me dejo llevar. No saco la mano por la ventana porque mi coche es un Honda y no un BMW y además el viento es un coñazo. De pronto, pensé en la foto que antes había hecho a Javier y a Mariano. Menudo papelón el de los dos. Y el de España. Coño. No sé que será de mí en un futuro, pero confío en Dios y en mi capacidad de superar cualquier obstáculo. Ellos tampoco saben qué va a pasar. Arenas quiere ser presidente de la Junta. Rajoy, del Gobierno. Y yo aspiro a poder contarlo todo con libertad, con cierta libertad.
Me ha gustado este día, de veras. Mary está cansada, el suyo ha sido de aúpa.
Buenas noches a todos/as.