Queda una semana y la candidata del PSOE a la la reelección a la alcaldía de Jerez, Pilar Sánchez, va acumulando apoyos y temores. Los empresarios jerezanos constataron esta pasada semana que Pilar tiene madera. Pero hay temores, los más graves sobre la fragilidad de "tarantos y montoyas", tal como se refieren internamente a las 'familias' o 'sensibilidades' socialistas internas. Una vez alcanzado el poder, eso se arregla con trabajo. Otros temores hacen referencia a las formas, si Pilar gana por mayoría absoluta y hace del absolutismo localista su forma de gobierno nos va a tener a muchos dándole gorrazos, en la prensa, la política y los tribunales, durante cuatro años. Si Pilar establece principios inamovibles de transparencia y tolerancia como pilares (uy) de su gestión, va a tener más apoyos de los que imagina y más fuera de su organización que dentro. En esta campaña ha sido objeto -y parece que ha reflexionado- de durísimos ataques morales y políticos por una persona que puede pasar al olvido masivo directamente (aunque dicen que se presentará a las autonómicas). Y ha aguantado, pero duele. Nos queda una semana y como me dijo una vez una persona en la que confié hasta que me decepcionó muy profundamente, "nada está escrito, pasa algo y te vas tomar por culo dos días antes de las elecciones". Pasó el 11M y, en menor medida, pequeños acontecimientos pueden cambiar el curso de la historia. Lo sé por experiencia propia. En mi caso, hechos acaecidos el 8 de septiebre de 2006 han modificado radicalmente mi vida, ahora me importan las cosas que realmente merecen la pena en la vida y no esos mediocres a los que no hay que menospreciar sino apartar del camino de una forma enérgica. Soy más intolerante con los intolerantes. A muerte.