Milú, el tierno perrito de Tintín, ha sido visto por el Ayuntamiento de Jerez, según una prestigiosa agencia de noticias de confianza. Un conserje, con veinticinco años de historia -"no he visto yo cosas ni ná de ná"- ha declarado a este blog que "se le suele ver por la planta noble, entrar y salir dando saltitos", por lo que su amo no debe andar lejos. El otro día salió como alma que lleva el diablo, con una cartita (de contenido ignoto) entre las manos, en dirección al antiguo feudo de Peter Pan, en la Plaza del Arenal. Pasó por la calle en un santiamén. Poco después regresó sin que los policías de la puerta, que comentaban cosas suyas, se apercibieran de la vuelta del can. Milú venía un poco cabreao, porque minutos antes, en un despiste de un alto cargo con depresión postpilar, se puso a los mandos de su ordenador de diseño y abrió el navegador, tecleó Jerezsano y comenzó a dar ladridos ensordecedores pese a sus pequeñas dimensiones.
