Se ha pasado los dos días en el II Encuentro de la Sociedad del Conocimiento y Ciudadanía, en Málaga, hasta que lo ví. Durante tres años, los que estuve en Madrid conocí de Paulino la peor y la mejor cara, pero creo que tras el durísimo varapalo de su fracaso electoral en Marbella, de donde salió sin despedirse, Paulino Silver (así le decíamos de coña), ha comprendido lo efímero de la política, de eso de la fama, las encuestas y tal. Era uno de los personajes más populares de Andalucía, con un nivel próximo a Chaves, mucho poder (la capacidad de inversión y publicidad de la Consejería de Turismo es notable), pero al presidente y secretario general del PSOE le pareció bien enviarlo al matadero de Marbella. "Hay que dejar tranquila a Marbella", me dijo ayer Paulino en el Palacio de Ferias de Málaga. Y un cuerno (pensé), mientras que haya noticia, habrá que contarla. Me contó Pauli que ahora se dedica a cosas de Innovación (no fue más explícito, sorry) y luego ví como se metió en el café con Kofi Annan, momento éxtasis al que fueron invitados algunos selectos, pelotas y comunicaciones de confianza. Y sociatas camuflados. Paulino, creo yo, lo que estaba era moviendo hilos para volver.
Cuando por la noche (la foto de Javier Amiguetti refleja todo) un cansado Chaves me contestó sobre mi interés acerca del futuro de Paulino, el gran mandamás de la Junta y el PSOE (tipo inteligente) dijo aquello tan manido que corresponde al partido pero que si se lo preguntaba a él (asentí con mi cabeza al presidente desde los sillones de la prensa), me dejó clarito que es una persona "valiosa" y que debería estar en el Parlamento Andaluz. Ahora, con dos cojones, a ver quien tiene los ídem de contrariar la opionión de Manolo. Ni de coña, sobre todo con la que está cayendo sobre Marisa Bustinduy (la secretaria provincial del PSOE malagueño). Yo apuesto por Paulino Plata (Andalucía) y Magdalena Álvarez (al Congreso), dos números uno de antología, oiga.
