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Leo hoy en
EL PAÍS que
las consejeras de Obras Públicas y Educación, Concha Gutiérrez, y Cándida Martínez, han dimitido de sus cargos cediendo su puesto a los viceconsejeros. ¿Por qué el resto no hace lo mismo para hacer la campaña en igualdad de condiciones que el resto de los candidatos que no ocupan cargo institucional?
El consejero de Trabajo, José Antonio Griñán, gracias a la mayoría absoluta del
PSOE en el
Parlamento Andaluz -cada vez menos segura ante las próximas elecciones (siempre les quedará el
PA o los útiles de
IU)- se ha escapado de comparecer ante el
Parlamento Andaluz, sigue en el cargo y lo usa políticamente sin pudor alguno. Ayer fui testigo de ello, en un acto organizado por el PSOE gaditano para empresarios de la provincia (acudieron menos de los esperados, se veía en las caritas), en el que el secretario general del
PSOE de Cádiz, asesor del presidente de la
Diputación (desde donde, dicen, organiza la oposición a
Teófila),
Federico Pérez Peralta, se hizo acompañar a derecha e izquierda por
Griñán y por el
consejero de Empleo,
Antonio Fernández, dicen que el próximo delegado del Gobierno andaluz en Cádiz (
Gómez Periñán parece que se prepararía para ser candidato en
Chiclana). La intervención del gris
Griñán dejó algo somnoliento a algún asistente que no roncó de casualidad y no aportó más sobre la crisis de lo que ya sabemos a través de los medios de comunicación.
En cuanto al cabeza de cartel, Alfredo Pérez Rubalcaba, la semana próxima se pateará la zona de Jerez de la Frontera, donde protagonizará un gran acto público junto a la alcaldesa, Pilar Sánchez. El ministro, en su calidad de candidato, no adelanta demasiados datos sobre lo que va a hacer, fundamentalmente por razones de seguridad, lo que obliga a un esfuerzo policial extraordinario, aunque desde Interior insisten en que no es más que en otras ocasiones. Sea como fuere, excepto la iniciativa de los Joly de organizar encuentros con los cuatro cabezas de cartel en cada una de las provincias, no parece que haya iniciativas para organizar debates. Una pena, la verdad.