Los amigos la llaman Bibi, es Bibiana Aído, la joven ministra de Igualdad, que ZP arrebató a Chaves (cada vez hay menos dudas). Bibi está en el punto de mira de una parte del PP, la linense, que no le perdona determinadas decisiones, entre ellas declarar la ruinosa Plaza de Toros de la Línea como un bien de interés cultural. La brigada anticorrupción que funciona de facto entre los populares linenses ha tenido algunos aciertos, y al PSOE le ha venido de perlas para dar puerta a algún incómodo edil. Pero con Bibi igual resbalan en las próximas horas. Bibiana sabe, perfectamente, que no puede cometer ningún desaguisado y en eso su futuro equipo de comunicación tiene que ser lo suficientemente profesional como para lidiar con lo que se le está viniendo encima. Y sabe que muchos, dentro de su propio partido, le aplauden en público mientras que a algunos periodistas nos cuentan "la suerte de la niña". Yo, a eso, lo que les digo es que salgan a la palestra y que tengan ovarios y huevos (se dice así ¿no?) de formularle las críticas referidas. Si es inteligente y se rodea de personas expertas, leales y rodadas en este infierno mediático de cada día, y si no comete errores dejada llevar por la euforia del "todos están conmigo", probablemente inicie un largo recorrido político. Pero ha de tener cuidado, mucho cuidado, porque los obstáculos a veces no se ven. Si Bibi defiende la verdadera igualdad, con mesura, se va a encontrar aliados. Y buenos. Pero si se le sube la fama a la cabeza, aviaos estamos. Por cierto, mucho presumir los suyos de que es bloguera y ni siquiera hemos leído en su abandonado blog (desde el día 10 no hay comentarios) lo que está sintiendo ahora. O eres bloguera o no lo eres, Bibi.