Me gusta contar historias, que cada paso que doy en esta profesión sea para bien, en un sentido u otro. Y nunca viene bien a los intolerantes, a los sinvergüenzas que andan por todos lados. Pero resulta muy difícil encontra un lugar donde hacerlo...Y sin embargo los hay. EL ECODIARIO, que os suelo desviar de vez en cuando desde este blog, es el joven servicio de noticias de EL ECONOMISTA, el periódico para que el trabajo. Y un espacio con nervio, dirigido por un paisano andaluz, Manuel Bonachela. Hoy, alguien que espero nunca pierda su vocación de periodista (ya sé que la política tira mucho), Miguel Ángel Vázquez, me sorprende al coincidir conmigo en una reflexión y en un artículo publicado en EL PAÍS. "Unas palabras de Seymour Hersh, periodista a la vieja usanza y Premio Pulitzer en 1970 por destapar la masacre de My Lai en Vietnam, me llevan a una reflexión pesimista y negativa sobre la profesión. Dice Hersh, cuyas informaciones han puesto al descubierto las torturas de Abu Ghraib y los planes de Bush de atacar a Irán, en El País: “No entienden nada: hace 50 años eran de clase trabajadora, no iban a la universidad, sabían lo que le pasaba a la gente; ahora están muy bien pagados, viven en otro mundo; ser periodista hoy es una profesión elitista”. Doy gracias a Dios por tener la posibilidad de poder contar las cosas tal como son, y a veces tal como yo las veo, que suele coincidir con un punto de vista general de quienes no pueden hacer lo que yo hago. Y tener este blog, otro espacio de libertad...