Nada, en absoluto, no quiero seguir ni un minuto más sin compartir algo contigo. Por si no habías dado cuenta estás en el blog de una persona. En su casa. Alguien me ha dicho que me nota distante, casi un poco pasota. No, simplemente reflexiono sobre la insensatez de alterar mi corazón, de sacudir mi alma por quien no lo merece, mientras dejo pasar lo mejor sin darme cuenta. Me da tanto asco todo lo que escucho y veo, y hago lo que puedo, de verdad, por cambiarlo. Y en ese camino me encuentro con algunos y algunas. Quisiera que escucharas el tono de mi voz, de mi corazón que habla solo, sin que nadie que lo gobierne (como siempre), como en aquellos locos tiempos del fin de semana, cuando en Radio Jerez hacía esos programas tan largos, con tanto tiempo, tantas canciones para ilustrar mis sueños, mis anhelos de juventud, resumidos en la alegría de aparcar abajo la vieja Mobylette de mi abuelo -como le echo de menos, porque me quería y yo a él mucho- y de encontrarme por las noches con mi padre, Siempre pensando en los suyos. exhausto de dar vueltas con ese trabajo tan duro que tenía, con su bronquitis de cada invierno. Y mis comics del Capitán América, que me ayudaban a evadirme cada día. No creas que he perdido las fuerzas pero sí la confianza en muchas personas que no merecen ni un segundo de mi tiempo, por muy castos y puros que quieran aparecer a diario, aunque se les nota la ambición a la legua. Estoy deseando tomar mi coche de nuevo, y salir pitando, de nuevo a recorrer esas carreteras de mi tierra, mal que le pese a los hijos de puta (su madre lo era, por haberlos parido de padre desconocido) que me alejan con sus insidias de mi verdadero objetivo. Me siendo orgulloso, en mi trabajo, de hablar con tanta gente que lucha por salir adelante en sus negocios, y hacerlo en libertad. Hace unos días alguien me decía, no sin razón, que no lo puedo remediar, que soy lo que soy, un periodista que cuenta lo que ve, que siente lo que hace y que no tiene remedio porque sigue erre que erre, pero que nunca le fallará a quienes de verdad le aprecian y le cuidan como a Peter Pan. Porque en esta profesión, como en todas, no puedes ser un buen profesional si no eres una buena persona. Y os juro que me esfuerzo todos los días ¿Tan difícil es que llegues a entender lo que te quiero decir en estas líneas? Te lo dedico a tí, y te quiero tanto, mi Campanilla. Es el primer post de hoy, de madrugada, como siempre. Y me gusta tanto ese gato...