6 dic 2008

Democracia en libertad





La foto me la hizo Esteban (hay una serie de esta visita en su blog) durante el congreso MAST (Maritime Systems and Technology). Y hoy, que todos hablan de la Constitución, os digo que esa es mi bandera. Cuando he viajado al extranjero siempre se me ha rebotado el corazón cuando he visto los colores de mi pueblo, de mi patria. Pero hay algo que quiero recordar ahora. Fue durante un viaje -con Pepe Ferrer (algún siglo de estos me dará aquellas fotos, como las de mi boda)- a Bosnia Herzegovina. Pasamos las Navidades en Mostar, Medjugore y Sarajevo. En uno de esos viajes por carreteras inverosímiles, entre paisajes de guerra ultranacionalista, nos dimos de bruces con un Nissan de la Guardia Civil, encargados del control del tráfico y la seguridad. De pronto, a miles de kilómetros de casa, los picoletos nos infundieron confianza y seguridad. Luego, en el cuartel de las tropas españolas, en Medjugore, nos acercamos a su casamata, a hablar con ellos y darles las gracias. "¿Y por qué?", me preguntaron, "pues por estar siempre ahí". Luego, aquella noche de fin de año, la pasamos visitando los retenes de guardia de nuestra gente, en sus BMR semiblindados, velando por la integridad de un grupo de familias musulmanas. Nos ofrecieron dulces y té en una noche a veinte grados bajo cero. Allí se quedaron algunos cds de villancicos de Jeré. Nunca olvidaré aquel viaje, de verdad, y he regresado más de una vez. Tengo que volver en primavera de nuevo, para cenar de nuevo en The Theatre, un precioso café-restaurante frente al reconstruido puente de Mostar.