Hay un asunto que une a Jerez y Cádiz, o más exactamente a Teófila Martínez y a Pilar Sánchez. Son rehenes de sus respectivos equipos de fútbol. La ciudadanía tiene derecho a conocer, con todo lujo de detalles, las razones por las que en una y otra ciudad, sociedades anónimas deportivas, empresas privadas, gestionan, disfrutan y rentabilizan equipamientos públicos que cuestan millones y millones de euros a sus contribuyentes. Cuentas que raramente se divulgan en un lenguaje claro.
El director adjunto de Diario de Cádiz, José Antonio Hidalgo, pone el acento -pocos periodistas se atreven, la verdad- en el tema, que provoca no pocos miedos en la clase política. Y en Jerez no hay agallas para decir que el municipio, en el momento que vivimos, no puede dedicar dos millones de euros de subvención a fondo perdido para el Xerez SAD, que ahora gestiona un grupo empresarial lleno de entusiasmo pero sin un duro, a la espera que el club suba a primera y llegue el maná de la LFP y los derechos de televisión.
Personalmente no entiendo esto del fútbol como un deporte-espectáculo-negocio donde tengo que depositar mi pate alícuota de los impuestos que, lo digo algo y claro, preferiría dedicar a otros menesteres mas productivos. A ver, no pasa nada si un equipo desaparece. Nada. Buen debate, para quien tenga los huevos, ejem, los ovarios, de plantearlo. Ánimo a las dos, porque las conozco y no son cobardes. Pero el debate está abierto, aunque el gato no se deje poner el cascabel. Y la faena política de la Zona Franca al Ayuntamiento con eso de la financiación de la tribuna le está bien empleado a más un dirigente del PP, por ilusos. Nada, nada, a pensar.