17 feb 2009

El viernes se presentan cuatro libros a la vez en Jerez, y encima interesantes


Es un acontecimiento literario. Ediciones el Almendro y la Asociación de la Prensa de Jerez, con la colaboración de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento, nos brindan este viernes la posibilidad de deleitarnos con cuatro libros: Yo, Maimónides (de Juan Félix Bellido), Yo, Ibn Arabí (de Teresa G. Sibón Macarro), Yo Ibn Jaldún (de Marianela Nieto), Yo Abderramán III (de Clara Ahuetes). Será en el Salón de Actos de la Fundación Caballero Bonald, en la calle Caballeros (Jerez), a las 20,00 horas. Juan Félix Bellido me manda unas líneas, como siempre interesantes:
"Una noble y justa aspiración. Y conocerlo a través de los hombres que forjaron su historia. Hombres que la amaron, como Abû l-Walîd al-Saqundî, que allá en el siglo XIII, dejó su pensamiento  volcado en estas líneas en su famosa risala: "Yo alabo a Dios porque me hizo nacer en Al-Andalus y me concedió la gracia de ser uno de sus hijos [...]. Sus sabios en toda rama del saber [...] son demasiados en número para que puedan contarse y demasiado célebres para que tengan que ser citados". Al-Andalus era ya una tierra rica, por la que habían pasado fenicios, romanos, visigodos... Mediterránea y próspera, abierta y generosa, que también recibió en su suelo una herencia de luces, de abismos y cumbres, de patrimonios humanos y de ciencia. 
La historia de este siglo XXI no puede seguir desalojando nuestro catálogo patrimonial a hombres y mujeres que configuraron el saber no sólo de España sino de Europa. Hombres y mujeres que propiciaron, a su debido tiempo, el estallido de luz del Renacimiento; nombres como los de Ben Quzman, Ibn Arabí, Ibn Masarra, Averroes, Azarquiel, Ibn Hazm de Córdoba, Ibn Sahl, Ibn Al-Jatib, Muhammad Al-Gafiqi, Ibn Zuhr, Ibn Gayyat, Nazhûm Bint Al-Qilai, Ibn Jafacha, Al Mutamid, Wallada, Ibn Zaydun, Ibn Hayyan, Al-Kirmani, Ibn Al-Saffâr... Durante muchos años se eliminó de los manuales sólo a éstos, por musulmanes, sino también, con idéntico resultado, a judíos como Ibn Gabirol, Hasday ibn Saprut, Moisés ben Maimón, Abraham ibn Sahl, Dunas ben Labrat, Ibn Ezra, Yehudah ha-Leví, Yishaq ibn Gayyat, Yehudah ibn Verga, Yosef ibn Negrella, Ibn Jalfun, Menahem ben Saruq, y otros eminentes hombres de las letras y las ciencias, hijos de aquella Sefarat también olvidada.

Porque ya en 1917 se sorprendía Miguel Asín Palacios, historiador y arabista ilustre: "No acierto jamás a explicarme que fatal soplo de pesimismo nacional agosta siempre a nuestros historiadores los más legítimos entusiasmos patrióticos. En literatura, en filosofía, en arte, empéñanse en poner de relieve las influencias que el pensamiento extranjero ejerció en nuestra vida mental. Parece como si jamás España hubiese comunicado nada al mundo. Es que la ignorancia del valor de nuestros pensadores musulmanes y hebraicos, de una parte, y el odio secular engendrado por las luchas de la reconquista, de otra, no les ha permitido conocer y confesar que en aquellas remotas épocas de nuestra historia fuimos españoles creadores de ciencia (...) y sobre todo, verdaderos y casi únicos transmisores  de la cultura clásica a la Europa medieval".
Esta colección es un intento de acercar a las jóvenes generaciones de este siglo y a todos los que deseen conocer la historia y sus hombres tanta riqueza y tan espléndido patrimonio. De esta manera, los lectores de este siglo XXI, de solemnes desencuentros y encontronazos estériles, de memorias flacas y humanismos desterrados, de pensamientos únicos infecundos, volverán al ejercicio que Ibn Ammar de Silves, el que fuera visir de Al-Mutamid de Sevilla, describía en sus versos: "Mi pupila rescata lo que está preso en la página: lo blanco a lo blanco y lo negro a lo negro". Para que la historia, completa y dialogante, vuelva a su noble oficio de maestra.