11 mar 2009

Alergia en el horizonte, ya es primavera en mi nariz

Los alérgicos al polen viviremos este año una de las tres  primaveras más "complicadas" del último decenio, a causa de las  abundantes lluvias caídas durante el pasado otoño en España, según el pronóstico de la Sociedad Española de Alergología e  Inmunología Clínica (Seaic). Menuda noticia porque llevo unos días un tanto alérgico, al polen, y a las malas personas con grandes dotes de interpretación, si me apuran. Total, que me entero que los expertos prevén que las concentraciones de polen de  gramíneas superen los 5.100 granos por metro cúbico de aire,  frente a los 4.000 registrados el año pasado, según ha afirmado hoy  en  rueda de prensa Javier Subiza, coordinador del Comité de  Alergología de la Seaic, quien explicó que a partir de los 5.000  granos por metro cúbico, puede hablarse de "primavera intensa"  para los afectados.  Las gramíneas producen el tipo de polen más alérgeno durante  la primavera, si bien existen también alergias al plátano de  sombra, al olivo y al ciprés, aunque en este último caso, se da  sobre todo en enero y febrero.  Los especialistas basan sus predicciones en las lluvias del  otoño, pero advierten de que la situación podría cambiar si los meses de mayo y junio, la época peor para los alérgicos, fueran  "atípicos", es decir, "excesivamente calurosos o excesivamente  lluviosos".  Con respecto a las alergias primaverales, el doctor Subiza  indicó que se dan, sobre todo, en Extremadura, en la región  centro de España y en el norte de Andalucía y que afectan cada  vez a más personas y de edades más amplias.  Así, si en 1956 las sufría sólo el 0,4% de la población,  actualmente las padecen entre el 20 y el 25% de los ciudadanos,  ya sean adultos jóvenes (los que más), niños o ancianos. Este aumento se debe, principalmente, al exceso de higiene  durante la infancia, que hace "más perezoso" al sistema  inmunológico, y a los elevados niveles de contaminación  atmosférica (especialmente por partículas de diésel), sobre todo  en las ciudades, donde ensucian el polen y lo hacen más agresivo  para los alérgicos.