Recorrer la Ruta 66, en un buen carro. Es uno de mis sueños. La primera vez que me interesé por esa ruta fue al escuchar este tema de The Rolling Stones, que he bailado mil veces y tarareado otras tantas y nunca me canso de esos riffs de guitarra. Cielos, es momento de no pensar, hay que actuar, decir siempre justo lo opuesto que esperan de tí, sorprender tanto como puedas a tanto joputa disfrazado con el traje de la complacencia. No caer en la trama resulta esencial. Me paso la vida en mi Honda cuando lo que me gustaría es conducir un brillante Buick del 66, o un Mustang. A ver si Obama recupera el orgullo patrio de la industria de automoción y rinden homenaje a todos aquellos a los que se nos cae la mandíbula ante unas buenas líneas. Esta noche toca ir de saraos, o de lo que se encarte que la semana ha sido dura de cojones. Que se lo pregunten a Pilar Sánchez y a Juan Carlos Jiménez (¿dónde está la corte aduladora ahora que caen chuzos de punta?), a Camps, al padre del bebé del Gregorio Marañón, a la enfermera que se pasó en voluntarismo, que se lo digan a los que enfermaron de una gripe cabrona. Seamos felices. Esto dura poco, no jodamos al prójimo/a, en el peor sentido.