Tras una leve indisposición, dos días de ausencia obligada, me incorporo de nuevo como copresentador y delegado del diario EL ECONOMISTA, a mi programa Buenos Días, en Onda Cádiz. Y con tertulias de altura. Hay ocasiones en las que una designación, en este caso la de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, como candidata del PP andaluz a la reelección, no causa sorpresa alguna porque todos, dentro y fuera de su partido, dan por hecha su victoria en los próximos comicios. Pero ya se sabe que la única elección ganada es la del día después. Hoy, en el programa Buenos Días, de OC, tenemos tertulia con Teófila Martínez, cuyo recorrido político no se acaba en Cádiz. TM son también letras del Tesoro del PP, del que forman parte una pléyade de políticos que han tocado el poder de las alturas. No acierto a comprender la razón por la que unas fueron ministras y Teo no, algo tuvo que pasar. Se lo preguntaré.
Muchos me han preguntado -y quienes trabajan o colaboran en medios públicos raramente se justifican, baste ver 59 segundos- la razón por la que he vuelto a Onda Cádiz. Hay dos, la primera es porque puedo desarrollar mi trabajo en libertad y no hay, ni habrá, más limitaciones que las estrictamente derivadas del respeto a la pluralidad y a la Constitución. Eso es algo que ya saben en todo el arco político, que ha ido desfilando por el programa sin más problemas, como algo normal. La segunda es que me gusta la radio, y en este caso la experiencia -aún por desarrollar plenamente en este medio- de la multimedia, que me apasiona aún más.
Cada día que, como buen ser metropolitano, nada localista, enfilo camino de Cádiz, voy a la tierra de la libertad. Si eso cambia algún día, si hubiera algún obstáculo, que todo puede pasar, me tendréis, como siempre, en la misma trinchera. No os quepa ninguna duda. Con el Doce como inspiración y bandera. Corren tiempos en los que este trabajo se ha convertido una suerte de puterío profesional, donde se trata de sobrevivir, a la crisis y a tanto desalmado con traje de empresario de la comunicación, o a compañeros sin escrúpulos, primos de Lucifer. Por eso un oasis mediático como OC es de agradecer, qué duda cabe.
RTVE, de la mano de Fran Llorente y Lorenzo Milá, ha llegado a ser la número uno, el PP ya no protagoniza ataques furibundos contra el ente, es un medio público. Ese modelo, natural, moderno, es el que debería inspirar la actuación de las pequeñas, pero bien dotadas, emisoras públicas. Y es el modelo que intento desarrollar cada mañana, en Buenos Días, donde colaboro como delegado en Andalucía del diario EL ECONOMISTA. El azar ha querido que al frente de la emisora esté ahora Juan Carlos Jiménez Laz, aquel inquieto redactor jefe con el que compartí tantos afanes en el Diario de Jerez. Hay mimbres para el cesto plural.