Griñán lo tiene claro. El problema es si su idea es conocida y compartida en Andalucía. No todo se consigue con unas declaraciones, un par de teletipos y sonrisa electoral: "No hay fórmulas mágicas ni se pueden quemar etapas y el tiempo es el tiempo natural para hacer que Andalucía y España sea un país competente y competitivo y eso requiere de invertir mucho en un modelo educativo que prime el conocimiento, requiere formación del profesorado, formación empresarial, nuevas tecnologías y cultura digital", ha dicho Griñán.
El presidente-secretario general opina que en el PSOE "no sobra nadie" y que "es un máquina cuando no le hacemos el trabajo a la oposición, sino cuando hacemos nuestro trabajo, que es gobernar". Claro mensaje a quienes ejercen la sana crítica interna fuera de los cauces habituales. E invitación a aquellos que, adeptos a Chaves, aún le echan en falta.
Y lo siento por Griñán, pero Barreda -aunque haya reculado algo- ha dicho lo que todos pensamos sin tener carné ni acatar la disciplina de partido. No debe haber sido fácil para Zapatero escuchar los abucheos y gritos pidiendo su dimisión para, acto seguido, callar la muchedumbre cuando el Rey Juan Carlos iba saludando a las familias de las víctimas de nuestras acciones "solidarias" -en el lenguaje de Carme Chacón- en realidad de guerra.