7 oct 2010

¿Qué le pasa a Pepe?



El presidente andaluz y secretario general del PSOE-A, Pepe Griñán, atraviesa un mal momento. Eso se dice. En su entorno hay cierta preocupación. ¿Está triste? Ha dicho sobre el "postzapaterismo": "Siempre hay un post, todos morimos, es condición humana". En efecto. Así es. "¿Qué le pasa a Pepe?" se preguntan por los despachos los que dependen del PSOE. Y es que Griñán, sin caer en la paranoia, necesita un equipo que trabaje para él, que no le adule ni le tenga miedo, simplemente respeto, que conecte con la calle. Y luego que pida los informes que quiera al resto. Una especie de comité asesor del presidente. Un barómetro diario. Algo falla.

Tiene más enemigos Griñán dentro de sus huestes de la Junta y el partido que en las filas de la oposición. Hay quien augura su 'muerte política' si las municipales son un desastre. Si vence claramente el PP en los comicios locales de mayo de 2011. Seguramente que al presidente le recorre un escalofrio por la espalda al recordar el lema que coreaban en las 'pre-manifas' andaluzas: "Griñán, Zapatero en las urnas nos veremos". La dulce venganza.

No me extraña que corra el rumor -alentado por 'chavistas' y 'pizarristas'- de que el presidente está triste, cabizbajo, como si hubiera visto el diablo en forma de encuestas sobre las municipales. Pepe Griñán es un tipo listo, culto, a quien le duele, por ejemplo, que la Fundación Alfonso Perales se haya quedado a dos velas en el reciente reparto de subvenciones gubernamentales. ¿O le duele más a los 'peralistas' repartidos por esos cargos de Dios?

Ahora el Gobierno andaluz predica las bondades del presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Santiago Herrero, a quien no le ha ido nada mal con el socialismo, más exactamente con Chaves.

A Herrero le reprochan en Madrid su excesiva cercanía con el 'régimen' socialista en las últimas décadas dentro de un proceso que, por cierto, pronto verá la luz en un libro que analiza el asalto programado al poder que el PSOE ha ejecutado en la comunidad autónoma andaluza, el mayor obstáculo con el que enfrenta Javier Arenas, amén de la escasa pluralidad y el sectarismo de una parte de su equipo directo, demasiado monocorde y sumiso, sin opinión propia. Peligrosos.