1 ene 2011

Crónicas de Jerez: El club de los pesimistas


Pesimismo (del latín pessimum, "lo peor"), doctrina filosófica que sostiene (invirtiendo la tesis leibniziana) que vivimos en el peor de los mundos posibles. Desde el punto de vista psicológico, constituye uno de los rasgos o síntomas más señalados de la enfermedad conocida como depresión.

Me he dado de baja hoy en el club de los pesimistas, en el primer día de 2011. Estoy harto de quienes basan su estrategia en desmoralizarnos, hundirnos a diario en la misera con objetivos claramente electorales.

Hay que denunciarlos activamente, a los que mantienen esa conducta perniciosa, y a quienes no admiten error alguno en su gestión. Unos y otros nos llevan a la ruina económica y moral. Les detesto profundamente.

Por ejemplo, llevo varios días analizando, detenidamente, lo que ocurre en Jerez. Me sorprende que en otros municipios las mismas organizaciones y actores no hagan caer toda la responsabilidad de la crisis en sus rectores/as y, en Jerez, todo tenga una única culpable. Raro. Y jodido, porque los que hacen daño a sabiendas, como los que prevarican, se lo causan a toda una ciudad, a la marca, a la imagen, a nuestra reputación. Y ya les vale.

Nunca he visto mayores vilezas y manipulaciones de la realidad, pero conozco bien a esa ralea de indeseables que le dan la vuelta a la cosas, que trazan una cuidada estrategia -usando recursos de todo tipo, incluso el espionaje- para ofrecer una realidad inventada, plagada de maldades fácilmente desmontables. Que es lo que hay que hacer ya, para luego seguir trabajando en positivo por Jerez.

En el boxeo tienes que cubrirte de los golpes del contrario y preparar el gancho definitivo. Pero si solo te cubres y no te defiendes, el contrario te llevará a la lona sin remedio. Así a defenderse y a prepararse porque el combate debe acabar por KO técnico cuanto antes, para que todo pueda volver a la normalidad. Y nos centremos en lo que verdaderamente nos importa: crear empleo y combatir la crisis. Ése es el empeño y no otro. ¿Miedo? Ni de coña.