26 feb 2011

Siguiendo a Rubalcaba, sin pasarse


La primera de las medidas del Gobierno para hacer frente a la crisis energética nacional tras los acontecimientos en Libia será, desde el 7 de marzo, reducir la velocidad máxima en autovías y autopistas desde los 120 kilómetros por hora actuales, a 110. "Lo hacemos para ahorrar petróleo, un 15 por ciento en gasolina y 11 por ciento en gasóleo", dijo ayer el vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero ¿cumple el número dos del Gobierno las normas de circulación? Lo mejor es seguirlo, sin pasarse claro. Rubalcaba ha usado hoy la A4 para ir de Jerez a Cádiz, al acto de presentación del nuevo buque oceánico “Río Segura”,  asignado a la Guardia Civil.  Los 34,2 kilómetros, casi 40 minutos de trayecto, han sido un ejercicio de cumplimiento de la legalidad, de las normas de circulación con una precisión tal que ningún hijo de vecino que circulaba en ese momento, por potente que fuera su berlina se ha atrevido a adelantar a la comitiva oficial del vicepresidente primero.
La comitiva de Rubacaba por la cuesta de las Calesas, de Cádiz
Si la señal indicaba 120, la comitiva clavada, aunque el guardia civil conductor del coche 'escoba' -al final de la 'serpiente' ministerial- se desesperara viendo como la cola de automóviles privados tras ellos aumentaba por momentos sin remedio. El coche blindado del vicepresidente primero del Gobierno iba justo detrás del oficial de la Guardia Civil y luego varios automóviles más, entre ellos un monovolumen, para la escolta directa, de fácil apertura en caso de emergencia. Ni un solo conductor se atrevió a rebasar la comitiva porque, aunque la presencia de Rubalcaba era noticia desde ayer, probablemente la sucesión de vehículos, algunos con las lunetas tintadas, no invitaba a pasarse de la raya, sobre todo porque iba encabezada por un vehículo de alta gama de la Guardia Civil de Tráfico.

Sorprendentemente, y ya en casco urbano de Cádiz, la comitiva enfila la Avenida Ana de Viya, la concurrida arteria central de la capital, plagada de semáforos, en vez de tomar la avenida Rey Juan Carlos, la rápida circunvalación de la ciudad surgida tras el soterramiento del ferrocarril. La comitiva de vehículos se detiene varias veces, en cada semáforo que les pilla en rojo y siempre observando la limitación a 50 kilómetros por hora. El coche 'escoba' se desespera cuando el de cabeza se queda en el segundo carril de la avenida, dejando libre el primero, lo que invita a algún conductor curioso a adelantarles para ver de quién se trata. Un  riesgo para la seguridad pero qué se le va a hacer...La ley es la ley. Rubalcaba llega sobre las doce y cinco al recinto portuario gaditano, en cuyo Muelle Alfonso XIII espera atracado el nuevo patrullero oceánico de la Guardia Civil. Luego, en la rueda de prensa, le pregunto al ministro y le felicito, de paso, por no haberse pasado en la velocidad. Rubalcaba no sabe qué cara poner, sonríe y aprovecha.

P.C.: Por cierto, enhorabuena ministro, yo he seguido su comitiva y ha cumplido usted las limitaciones de velocidad. ¿Eso se va a hacer también en todas las comitivas oficiales?
APR: Sí, tenemos que empezar dando ejemplo. Estoy seguro de que todos los coches oficiales lo hacen. Puede haber alguna circunstancia aquí o allá, pero vamos, ya entiendo. He oído esta mañana muchos comentarios y, como se puede imaginar, yo soy el responsable del tráfico y sé muy bien de lo que estoy hablando. Este es un debate que está ahí, por eso insisto una vez más en que le estamos pidiendo un esfuerzo a los españoles, que es transitorio, que es excepcional, pero vamos a ahorrar entre todos. Ahorrarán algo de dinero, llenarán menos sus depósitos, es verdad que van a tardar algo más pero el conjunto del país va a ahorrar mucho dinero y es muy importante ahorrar dinero en el momento en el que estamos viviendo en la recuperación económica, no vaya a ser que esta subida del petróleo de al traste con las perspectivas que tenemos.

Minutos más tarde, ya en la recepción oficial, a la que no fueron invitados los periodistas, tuve ocasión de conversar con el vicepresidente Rubalcaba, quien había destacado en los corrillos que le había "seguido" un periodista para ver si cumplía las normas de circulación. Le abordo para aclararle, coloquialmente, que me había encontrado con la comitiva "de puta casualidad", pero que me pareció buena idea comprobar si acataba las normas o no. 

El diputado, vicepresidente y ministro, se relaja un poco y me admite que igual el mérito es de la Guardia Civil, "que es muy puntillosa". Rubalcaba, no obstante, me admite que la cosa tiene su enjundia y que la ley está para cumplirla. A su lado, una pléyade de altos cargos ya sabe a qué atenerse, nada de 'pirulos', sirenas ni velocidades excesivas. Si el ministro va a 120 (desde el 7 de marzo a 110), todo el mundo a hacer lo mismo. Nada de exhibiciones, que el país no está para muchas alegrías presupuestarias. El vicepresidente primero les recuerda el argumento del día pasado, del consejo de ministros, de que "una subida de 10 euros en el barril de petróleo, supone que la factura energética del país se encarezca en torno a los 6.000 millones de euros".  Creo que el ágape, las tortitas de camarones y las viandas de la celebración a la que asisto no las ha pagado Interior. Me lo aclaran "por si pones algo en el blog", dice un guardia civil.

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