El blog Diputaneando, al que ya he hecho referencia en otras ocasiones, cuenta una historia que revela la cotijada en que se había convertido la Diputación de Cádiz. No tiene desperdicio y se la fusilo: "Me cuentan una anecdota, sucedida hace días, que protaganizó un jefe de servicio. Resulta que se reunió con el nuevo diputado del área y despues de explicarle en un largo discurso todo lo que se iba a hacer en los próximos 4 años. Ante el asombro de dicho diputado le soltó la siguiente perla: "Quería comunicarle que yo me jubilo en un par de meses, pero ya he pensado quien me va a sustituir. Es "fulanito". El que alguien diga una parida tan monumental, con esa naturalidad, ante un nuevo diputado, da idea de cómo han venido funcionando las cosas por aquí. No creáis que es un caso aislado. En una ocasión se sabía con un año de anticipación quién había heredado un determinado puesto. Y es que, había momentos, que en vez de un organismo público, esto parecía una corte bananera, donde los cargos se asignaban a dedo o se "heredaban", al modo y manera de la más rancia realeza".