Médicos Sin Fronteras considera muy grave que la nueva versión de la dosis fija combinada de lopinavir/ritonavir (LPV/r) de segunda línea, comercializada por los Laboratorios Abbot bajo el nombre de Kaletra®, no se encuentre en los países en desarrollo. La US Food and Drug Administration (FDA)* aprobó una nueva versión de LPV/r en octubre de 2005 que ofrece grandes ventajas para los pacientes en los países en desarrollo: supone la toma de menos cantidad de píldoras (de seis a cuatro al día), puede guardarse sin refrigeración, y no es necesario administrala con las comidas. Algunos proyectos MSF necesitan de forma apremiante este fármaco, dado que otros inhibidores potenciadores de la proteasa –la piedra angular de la terapia de segunda línea– no son fáciles de usar en los climas cálidos de muchos países en desarrollo, donde no hay posibilidades de refrigeración.La nueva formulación de LPV/r puede conseguirse en EEUU, pero no en los países en desarrollo y no se ha hecho público ningún precio diferencial ni ningún sistema de distribución para países en desarrollo. Si esta nueva y mejorada formulación de LPV/r fuera accesible y asequible, podría ser muy beneficiosa para los pacientes en el mundo en desarrollo.
En 2005, aproximadamente un seis por ciento los pacientes de MSF que habían estado sometidos a tratamiento durante tres años, ya habían cambiado a fármacos de segunda línea. Además, en un programa de MSF donde se hizo el seguimiento de la carga viral de los pacientes, tras cuatro años de tratamiento, el 16% de estos pacientes necesitaban una nueva combinación. Estos datos subrayan la aguda y creciente necesidad de acceso a medicamentos de segunda línea más nuevos y adaptados al terreno. Pero la nueva formulación de LPV/r continúa estando fuera del alcance de los profesionales sanitarios de MSF y otras personas que trabajan en países en desarrollo. Sin acceso a este fármaco, no existe ninguna solución práctica para pacientes que ya no responden a los medicamentos de primera línea más antiguos.
Como los Laboratorios Abbott son los únicos productores de la nueva formulación de LPV/r y ninguna versión genérica ha sido validada internacionalmente, MSF y otros dependen de que las compañías farmacéuticas estén dispuestas a ampliar de inmediato el alcance de este medicamento tan necesario.
Por consiguiente MSF exhorta a Abbott a:
- Registrar la nueva versión de LPV/r en los países en desarrollo y sustituir la antigua versión de LPV/r por la nueva, como ya se ha hecho en EEUU.- Fijar un precio diferencial asequible para la nueva formulación de LPV/r en los países en desarrollo, igual o inferior al precio de la versión anterior (500 dólares americanos por paciente y año).- Incluir los países con ingresos medios como beneficiarios del precio diferencial que se fije.- Eliminar las barreras de las patentes a la producción de versiones genéricas de la nueva formulación de LPV/r para su uso en los países en desarrollo.
* Administración Americana de Alimentos y Medicamentos.
Unas 50 compañías farmacéuticas producen medicamentos antirretrovirales (ARV) en todo el mundo, y se están desarrollando nuevos tratamientos y potenciales vacunas porque existe un mercado para ellos en los países occidentales. Pero las personas que viven con VIH/SIDA en los países en desarrollo siguen siendo ignoradas: de los seis millones de personas que necesitan ARV a día de hoy, sólo 440.000 tienen acceso al tratamiento.
MSF proporciona tratamiento ARV como parte de sus programas de atención integral de VIH/SIDA a unas 13.000 personas en más de 20 países, y confía en tratar a más en los próximos años. Nuestra capacidad para incrementar el número de pacientes en tratamiento se debe, en parte, a la utilización de combinaciones a dosis fijas (CDF) de ARV, es decir, pastillas que incluyen varios medicamentos contra el SIDA en cada comprimido, más fáciles de usar. Las CDF más baratas se ofrecen a menos de 200 US$ por persona y año.
Pero todavía quedan grandes retos para lograr el acceso a tratamientos contra el SIDA. Las mujeres embarazadas y los niños con VIH/SIDA tienen pocas opciones de medicamentos asequibles y adecuados. Además, cuando la primera triple terapia falla y los pacientes deben cambiar al tratamiento de segunda línea, los precios se disparan. El tratamiento de segunda línea más barato entre los recomendados por la OMS cuesta entre cinco y diez veces más que el más barato de primera línea. Asimismo, el seguimiento del fallo del tratamiento de primera línea y el diagnóstico de las coinfecciones comunes, como la tuberculosis, es muy complicado con los medios actuales.