Hace tiempo que no iba a las ruedas de prensa de Manuel Chaves tan seguido. Este viernes, en Málaga, conseguí que me mirara a la cara, tal como yo le miro siempre, a los ojos. Es mi presidente y el secretario general del partido que lleva gobernando 25 años Andalucía. Cuando le interrogo sobre aspectos que otros periodistas temen, evitan o no les apetece sacar, Chaves apenas me mira a la cara. Hasta el otro día, en el centro internacional de turismo de Marbella. Y lo que ví en los ojos del presidente fue cansancio. Chaves tiene que marcharse, no ya por higiene política, sino por su propia salud, aunque se mantiene en forma el tío. Cada vez que le pregunto sobre lo que hay que preguntar, su portavoz, el periodista Enrique Cervera no mueve un músculo de la cara, pero los ojos, ay los ojos, lo dicen todo. Ya habría ardido yo dos o tres veces si los ojos de Cervera fueran láser de Action Man. El le habla a otros de ..."los periodistas". Como si él no lo fuera. Los periodistas somos molestos cuando no le preguntamos lo que sale de los cojones al tontoelhaba de turno (Kike, que no es por tí, te considero inteligente y habilidoso, colega, no le pases la fotocopia ya al servicio jurídico), pero es que yo creo que la forma de mantener en ídem al presidente es darle caña del diez, porque entre otras cosas tiene más tablas que Sara Montiel (años no, claro) y no tiene miedo a nada. Pero le veo cansado. La foto que ilustra este comentario tiene una sombra. Es la de su fiel Concepción Gutiérrez, la consejera de Obras Públicas. Cuando regresábamos de Málaga, con nuestras coca-colas y los doritos (los de Gibraltar son mejores que los nuestros), Javier me decía: "Pepe, ya verás las fotos de Chaves, son brutales". Tenía razón, lo son, reflejan lo brutal que es la política, llevar 25 años dalequetepego. Yo que Chaves me iba con Curro, el perrito del anuncio, a una de esas playas del Caribe. La vida hay que vivirla, presidente. Que son dos días. Y sabes que no te miento.