Malditos sean los que generan odio en España o los que ocultan la realidad. Si alguien se siente aludido: ajo y agua. Pero lo ocurrido a María San Gil en Galicia, la negativa del presidente gallego Touriño a condenar sin reservas el gravísimo incidente, el odio que algunos nacionalistas incuban contra el resto de los mortales que vivimos en España, todo lo que algunos desean que ocurra entre españoles me produce tanto asco, tanta pena.