Hoy ha vuelto a Jerez, a su tierra, por donde estoy seguro que un día la veré de nuevo correr y besar a los suyos. Hoy la veré, y le miraré a los ojos, conteniendo las lágrimas muy adentro, para transmitirle toda mi fuerza y cariño, y el de Carmen, el cielo que encontré cuando lo daba todo por perdido. Esta madrugada, con JD a mi lado, dedico todos mis mejores pensamientos, mi fuerza interior, todo mi amor a ella, para que todo vaya bien. No habría podido cerrar este blog esta noche sin antes recordar esta canción de Queen, que Freddie Mercury ha cantado tantos años en la radio de mi coche, en las idas y venidas por media España, buscando la felicidad que tenía a pocos metros. Os deseo a todos la misma paz, el mismo equilibrio que casi consigo cada día. Hace unas horas, lo admito, estuve tentado de parar un tiempo este blog. Pero, de pronto, cuando menos lo esperaba, me encontré un lector en un bar, me confesó que le era imposible irse a la cama sin echar un vistazo a lo que me había pasado ese día. Que su mujer y él solían hablar de esas cosas que un día me salen bien y otras de aquella manera. Hoy he sabido que hay quien espera hasta las tres de la madrugada, por ver si el sueño no me ha vencido, por ver el último post de la jornada. Esto no es un medio de comunicación, es mi terapia diaria para no volverme loco ante tanta injusticia que no puedo remediar. Hoy me toca deciros que necesito vuestros comentarios, que modero porque detesto los trolls, y que publico si así lo expresáis o si entiendo que no ofenden a nadie, no hay más reglas. Es un orgullo que estéis ahí, y confieso que me va dando igual el contador...escribiría cada día si supiera que ayudo, que divierto, entretengo o intereso a una sola persona. Hasta dentro de un rato, os quiero y necesito vuestra fuerza para transmitirla en este blog. Decidme algo, que sirva, por favor, que sea tan especial como trato de serlo en cada comentario. Esmeraros porque los publicaré. Os quiero. Y si os suena cursi, que os den.