14 ago 2009

Un puñaíto de arena y una pizquita de sal: David de María


David de María, ocho discos en los lomos, quizás uno de los mejores compositores de esta maltratada piel de toro, nos brindó ayer en Jerez un concierto impecable, lleno de mensajes para quien le deja en la estacada en el momento más duro, al comienzo de una gira, tras terminar un disco soberbio: Relojes de arena (sale a la venta en septiembre). Pocos nos importó que las sillas estuvieran demasiado juntas en el concierto, por delante, por detrás, a un lado y a otro. Un calorazo de aúpa, olor a colonia y humanidad, gritos de ánimo que ruborizaban a David y a su padre, presente en el concierto, embelesado con su hijo: un gran tipo.
Y eso que los Jardines de los Museos de la Atalaya no son el mejor lugar para un concierto multitudinario y me temo que David de María habría logrado reunir a más personas en otro recinto más apropiado, pero es evidente que dotar a la ciudad de espacios multiusos no figura en el pobre ideario de nuestra delegada municipal de Cultura, Dolores Barroso, cada vez más discutida y cuyos comentarios están en boca de muchos y muchas, no precisamente para bien.
Las Noches de Bohemia han terminado y la ciudad sigue tan anodina, falta de imaginación y mustia que lo mejor que puede hacer Barroso es marcharse y dejar su puesto a otra persona más creativa y con mejor talante. De verdad, no es crítica facilona, es que nunca la cultura ha tenido a una persona que se queje más y haga menos, políticamente hablando. Regresando al concierto, David no ha perdido ni un gramo de esa decencia que tanto echamos en falta hoy, conserva la sensibilidad de un trovador a la vieja usanza, canta desde el corazón y engancha, claro que engancha. Y que siga viviendo a su manera, como hacemos todos. Aunque joda:
"Vigila a los que te ofrecen su vida con promesas incumplidas luego te darán la espalda, ignora a los que dicen que te adoran y utilizan su poder olvidando su palabra, no creo en esas reglas y doctrinas que te imponen los de arriba, yo soy fiel a la esperanza, separa la verdad de la mentira, lo vulgar de la ironía, el querer de la distancia....." (David de María)