10 nov 2009

Las tertulias, esa costumbre democrática tan sana


Después de varios meses se pasa Ignacio Moreno (Ateneo de Cádiz) por la tertulia de Buenos Días y me cuenta que, fuera de programa, el próximo miércoles 18 viene a Cádiz Teodulfo Lagunero, Catedrático de Derecho Mercantil, abogado, constructor millonario y comunista, financió el PCE en la clandestinidad y trajo de vuelta a Santiago Carrillo. Ahora ha cedido su fortuna a una fundación para que construya guarderías y residencias para la tercera edad.
-¿De dónde sacó la peluca de Santiago Carrillo?
El PCE consideró que yo era la persona más idónea para traerle a España con menos riesgo. Un Mercedes pasaría más inadvertido. El peluquero de Picasso vivía muy cerca de la casa que yo tenía en Cannes y hablando con él un día dijo que él haría la peluca. Y entró en España con la peluca, que por cierto no la hizo nada bien porque parecía una marica vieja. ¿Era horrible!
-¿Por qué no le caía bien Cela?
¡Menos mal que no sabía entonces lo que se ha sabido después! Cela, que era un gran escritor, humanamente era un ser impresentable, entre otras cosas se sabía que se había ofrecido voluntario al gobierno franquista para delatar a los intelectuales. Era una persona desagradable.
¿Desagradable?
La primera vez que entré en su casa en Madrid nos recibió en bata y en babuchas. Nada más entrar se cogió una rodilla con las manos y se tiró un pedo, delante de las tres parejas que íbamos. Decía, «yo domino mi estómago, si quiero me tiro dos». Se cogió la rodilla y se tiró dos. «Y además, si quiero, hago como una orquesta», dijo. Y se cogió de nuevo la rodilla y se tiró siete u ocho. Se puede escribir ’La divina comedia’ y ser un majadero, un maleducado y un grosero.

(Fragmento de la entrevista publicada por María Eugenia Merelo, Diario Sur)