Juan Carlos Jiménez, jefe de gabinete de la alcaldesa de Jerez, asesor y funcionario municipal (algo que conviene no olvidar a lo largo de este comentario), parece que dejaría pronto de ejercer las dos primeras funciones una decisión que, sin duda y de materializarse, hará correr ríos de tinta y provocará comentarios por doquier y que acabará con un elemento de crítica constante contra la alcaldesa-secretaria general, dentro y fuera de su partido. Nadie es perfecto y, es probable que cuando Pilar Sánchez optó por designarle jefe de gabinete, pusiera sin darse cuenta sobre su marido, asesor y compañero, todos los focos de la polémica mediática y política. Y resulta paradójico que algunas de las más aceradas críticas vinieran del PP y de su candidata, la abogada y parlamentaria andaluza María José García Pelayo, cuya feliz vida personal nunca ha sido objeto de polémica por parte de los socialistas, algo que debería seguir siendo así porque es un detalle de estilo, cortesía y talante político. La vida privada es sagrada, tal como lo fue para Pedro Pacheco durante todo su mandato (1979-2003).
Sánchez y Jiménez -hablamos de personas y de sus trabajos- han provocado primero los celos de quienes no acaban de entender que no hay nadie mejor que quien te quiere para ayudarte a salir adelante en la vida y de quienes entendían que quizás el poder estaba demasiado concentrado y que debía de haber evitado tal nombramiento. Luego están las críticas por las retribuciones y el auténtico caos y desastre de la comunicación municipal, por unas razones u otras. Un asunto que está en vías de solución, dicen. Un mix letal, políticamente hablando, para la alcaldesa y el PSOE. De la actitud de sus compañeros ya hablaré en su momento, porque habrá acontecimientos que me lleven a hacerlo. Corren tiempos peligrosos para las conspiraciones.
Rectificar es sano, es un acto de higiene democrática, algo que forma parte del nuevo ideario de Griñán en el PSOE. Es el momento de la máxima transparencia en la gestión municipal y, por ejemplo, en los medios de comunicación de titularidad pública, que tienen que normalizar su tratamiento informativo a la oposición sin más dilaciones. Es algo muy fácil y Pedro Rollán ha tomado buena nota de por donde van los nuevos aires de la comunicación tras los cambios introducidos en la administración andaluza por Pepe Griñán. Por cierto, que la programación on line puede verse ya en la web de Diario de Jerez.
Regresando al tema, se han creado leyendas urbanas de tal calibre que podríamos invitar a Roman Polanski o a Pérez Reverte a que beban de ellas y encuentren inspiraciones para sus próximas obras. La doble relación, administrativa y sentimental, entre regidora y marido, ha sido bocado predilecto para las aves carroñeras, los artistas de la envidia y el cainismo, y más aún del gran urdidor de la política local, que se resiste a pasar a la historia con dignidad.
Puede que mañana, o en unos días, haya titulares: "La alcaldesa cesa a su marido como jefe de gabinete" o "Jiménez deja de ser jefe de gabinete de su esposa, la alcaldesa". Por medio está el interés general, la envidia y la felicidad. Y un necesario plan de ajuste en todos los órdenes, con o sin la oposición. Las manos libres y firmes. Es lo que hace falta ahora. Y sobre todo, mucha luz para que veamos quienes están en contra del progreso de la ciudad o, como han venido haciendo desde tiempo inmemorial, se la quieren repartir a tutiplén. Todo se sabe al final. Sea cuando sea, parece que la decisión está tomada. Nada se ha escrito nunca de los cobardes. Y somos solo personas.