Llevo viniendo al Circuito de Jerez desde la década de los ochenta, nada más inaugurarse el trazado por Pedro Pacheco. Y no deja de sorprenderme. Ver las motos desde la mezzanina de González Byass, con un buen solera a primera hora de la mañana es un lujo al alcance de pocos. Los González mantienen su Torre Tio Pepe en todo lo alto de trazado, probablemente la mejor inversión publicitaria que han hecho en su vida. ¿Cuantas fotos no se habrán hecho del popular Tío Pepe?ç
Al final ha venido el consejero de Turismo, Luciano Alonso. Es la consejería que pone la pasta, al fin y al cabo. Los concejales jerezanos han madrugado, y la alcaldesa. Y hay una diferencia, a mejor, tras las importantes obras de infraestructura acometidas en los accesos, ahora es fácil llegar, sin esas larguísimas colas de otros años. Por los pasillos me he encontrado con el presidente de los empresarios, Saucedo, con su hermano e hijo, disfrutando del ambiente del paddock. En la pelousse la temperatura sube por momentos, como en las gradas de las principales curvas. En González Byass, como en la mayoría de las mezzaninas, tenemos aire acondicionado, tapitas y buen vino. Con los prismáticos desde el circuito se ve el Parque Empresarial, prácticamente colmatado, sin espacio. Qué pena de ciudad, que solo se ve el ombligo, y qué pena de comunicación municipal que no ha sabido explicar hasta ahora los jerezanos y jerezanas la clase de ciudad que tiene.