6 jun 2010

Una entrada real




Aún no me he repuesto del concierto de anoche, que luego os contaré. Hoy vuelvo a Granada, a disfrutar de la ciudad (aunque media urbe está en obras por lo del metropolitano). Regreso con mi entrada, y la pua de BB King (¿ein?), con 84 tacos y aún en plena forma. Menudo concierto en el que el sonido obliga al silencio de la audiencia, nada de estridencias. Tiene Las Vegas del Genil un aire lánguido, el de las gentes y sus tierras que han perdido un cultivo amenazado por todos los frentes. De ello dan fe los secaderos abandonados, invitando a que alguien, con una antorcha, les meta fuego de noche, inmensas piras funerarias de una actividad económica -el cultivo de tabaco- que ya es historia. "¿Sabes Pepe, este festival nació por eso, lo paga el ayuntamiento, en otros tiempos los agricultores llegaban al recinto en sus tractores?", me dice Juan Jesús García, del diario Ideal, viejo amigo de conciertos e ilusiones en la capital granadina, cuando la cultura lop ocupaba todo, cuando la ciudad bullía por todas sus calles. Ayer almorzamos en el Kudamm, el pequeño, un restaurante de tono alemán en la calle Pedro Antonio Alarcón que anotó alegrías en torno a una mesa redonda. Hoy toca visita por la ciudad, y hay una larga lista de lugares que visitar antes de caiga el sol. Tengo que salir más, y en ello estamos. Los fines de semana son para vivirlos intensamente.