20 oct 2010

Cosas de periodistas y políticos



Escribir en libertad es lo que intentamos algunos todos los días. Hay mañanas que sale bien y otras que no, hay tardes inspiradas o otras en las que las musas andan acojonadas, y las noches, ay las noches, son las mejores. Por tantas razones que ahora no tengo tiempo de detallaros. Dejas el comentario programado a las 5.00 y cuando andas en siete sueños con la conciencia tranquila, la noticia se autopublica en el blog y la suerte está echada. Luego la cosa no tiene remedio, ya está en la memoria caché, en la red por los siglos de los siglos. Y dices qué carajo, que le den, si de todas formas ese mamón/a nunca te ha caído bien y sabes que es discípulo de Satán. Hoy lo haré.

Acabo de hablar un rato con un viejo amigo de lides periodísticas, Jorge Bezares, delegado del Grupo Joly en Madrid, que en los últimos tiempos viene lanzando aceradas críticas contra quienes ejercen el poder en la provincia. Jorge es un tipo de raza, y eso, cuando te lo dice un mediocre, es para echarse a temblar, entre otras razones porque los mediocres son mayoría. De pronto, hablando con Jorge, he recordado tantas y tantas peripecias de quienes peinamos canas dignamente y nos mantenemos en la briega diaria. Joder, no somos mala gente como dicen esos cabrones apalancados. Un poco ingenuos, antes, algo despiadados hoy si cae la pieza.

Es tan efímero todo, tan frágil, sin ir más lejos el responsable de la página web de La Moncloa ha eliminado ya las fotografías de los ministros salientes y ha colgado los retratos de los nuevos responsables de las carteras, antes de que hayan jurado o prometido su cargo ante el Rey. Ese acto está convocado para mañana a las 17.00 horas en el Palacio de la Zarzuela y sólo después los nuevos ministros recibirán la cartera de sus antecesores. Tienen prisa. Ni las formas.

Vuelvo al sur. La cosa está al rojo vivo en el PSOE de Cádiz. Y las lanzas vuelan por encima de nuestras cabezas. Y es complicado mantener el equilibrio sin incomodar a nadie. O que cambien estampitas entre unos y otros de distinto signo. Habrá grandes acontecimientos -dudo que una gestora o cambios notables- pero será tras las elecciones municipales. Entonces vendrán los ajustes de cuentas, las decisiones sin piedad y los nuevos nombres. Ahora toca currar.

Es lo que tiene que aun quedemos periodistas con memoria histórica (qué bueno es mi amigo Paco Sánchez Zambrano) y políticos que intentan mantener el tipo con dignidad. Aunque también quedan de los otros, mercenarios a un lado y otro, en ambas profesiones, capaces de vender su alma al diablo por cuatro sextercios. Baratos salen. No todo tiene precio en la vida, aunque creamos a veces lo contrario. Un buen profesional es alguien a cuidar, como especie en vía de extinción, es algo especial, todavía con espíritu altruista. Creo en la rebelión de los mansos.