Qué papel más delicado tiene Gómez Periñán, el delegado del Gobierno andaluz en Cádiz a la hora de referirse a la reforma de la OCM de azúcar que, según todos los indicios, sufrirá un revés bastante serio en Bruselas. Periñán tiene la obligación de instar al consejero Saldaña (algo desaparecido en esta crisis, hay que ver que bien funciona el aparato mediático del PSOE) a que se parta la cara. La provincia de Cádiz sufre palo tras palo pero nadie parece reaccionar. Desgraciadamente. Ahora el partido es el mismo en Madrid y Andalucía y las críticas son más difìciles. No le arriendo las ganancias, mantener el tipo así debe ser complicado.