Un día de estos me tomaré más de un café con Lalia González Santiago, la directora de La Voz de Cádiz. O lo que se encarte. Hoy aprecio su fino olfato. Dice en su periódico provincial y en referencia al equipo de Teófila Martínez: "Al poder municipal, además, se le ve inquieto, crispado, intolerante ante las críticas, falto de reflejos, incapaz de comprender, o a lo mejor comprendiendo demasiado que se acaba el tiempo de la estrategia actual, que ya las rentas del soterramiento están agotadas y que los ciudadanos de Cádiz requieren más movimiento, novedades, acción, realidades y no palabras, jugadas de estrategia, humo o faroles. Ya el personal está lo suficientemente informado como para detectar que, por ejemplo, no basta con dar una rueda de Prensa, hay que presentar concreciones; que sigue sin haber un modelo de futuro definido ni actuaciones coherentes con él; que se confía el horizonte del mañana al cliché de «ciudad turística y cultural», pero que seguimos sin ser referente absolutamente en nada de la cultura, salvo en el concurso del Carnaval, y que la oferta que podemos ofrecer al turismo no nos la creemos ni nosotros mismo; que somos, en fin, un pájaro sin alas, más que en una jaula, picoteando migajas". Caray Lalia, bienvenida al club. Ya era hora, y encima siendo directora de un medio. Pero, estimada Lalia ¿realmente se mueve algo en Cádiz? ¿O somos nosotros con los nervios? ¿Ilusiones ópticas? Porque a veces nos sentimos algunos/as como El Coyote. ¿Tu no? (Más de Lalia en El Rayo Verde) Y otra cosa, en el mismo medio, el veterano (sin coña) Pepe Landi nos pone los pelos de punta sobre una movida de periodistas y críticas a la política cultural del ayuntamiento, a lo que también se refiere el subdirector de La Voz, Manuel Castillo. A ver si nos lo explican con todo lujo de detalles porque la cosa es mosqueante...