Es que no, que no y no. Ni de coña. Siento esta noche que debo rebelarme, una vez más, contra esa mala hierba, esos chupópteros, esos mamones que nos rodean como vampiros aunque no pienso malgastar mis energías porque hay, a mi alrededor, quienes las necesitan más en estos días. Pero he tomado nota, y mi cuaderno de las casualidades ("uy, qué casualidad, un joputa a tiro") acaba de recibir algunos nombres y otros han añadido un punto más a su acreditada trayectoria. Ni un segundo en pensar en ellos, pero anotados están en el cuaderno. Estoy a punto de tener mi minuto de furia, lo presiento y sé, perfectamente, lo que tengo que hacer. Y lo haré. Con finura y elegancia, que no está hecha la miel para la boca de los cerdos. Que les den...