Millones de antivirales almacenados, millones de encargos de vacunas: los países industriales no escatiman medios contra la gripe porcina, aunque algunas personalidades recuerdan los cuatro millones de muertos que dejan cada año el sida, el paludismo y la tuberculosis en los países más pobres. El temor es doble. El primero, expresado en reiteradas oportunidades por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es que los países del sur no estén preparados ante el nuevo virus A (H1N1). ¿Alguien ha calculado el negocio que supone, por ejemplo, para Roche? Ellos fabrican el Tamiflu. ¿Y para los fabricantes de las vacunas? Pero lo que tengo claro es que en el sur, como siempre, morirán como moscas los pobres infelices que no disponen de nuestros recursos. Nada ha cambiado. "Todo podría ser terrible, pero lo que es terrible es que el sida siga matando a 5.000 personas por día y que un niño de menos de 5 años muera de paludismo cada 40 segundos en Africa", subraya Michel Kazatchkine, director del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y el Paludismo. Un grupo de expertos en tuberculosis, entre ellos Giovanni Battista Migliori, recordaba en junio en la revista médica The Lancet que esta enfermedad mató a 1,77 millones de personas en 2007.