19 ago 2010

Con mi acento, al fin del mundo


El debate de las primarias en Madrid, por una razón o por otra, sigue teniendo repercusión nacional. La fuente de información, el origen de la nueva polémica, está en los blogs. Y desde hace unas horas, en el habla.

Las desafortunadas alusiones al acento andaluz de Trinidad Jiménez, ministra de Sanidad, del portavoz adjunto del PP en la Asamblea de Madrid, Juan Soler (es santanderino), constituyen, amén de una 'cagada' política de primer orden, una muestra de cómo se usan los blogs de forma irreflexiva, sin tener en cuenta la capacidad de amplificación que tienen las redes sociales en estos momentos. Es un instrumento letal si no se usa con inteligencia.

Y certifica que blogs y otras herramientas de comunicación cívica y política se han convertido ya en fuentes de información para los medios de comunicación 'convencionales', a los que les ha costado creer que eso podía suceder.

Si Javier Arenas quiere ser el presidente de los andaluces -algo posible porque hay, hasta el momento, diez encuestas que lo auguran- debe poner en pie en pared en su partido, donde tiene una responsabilidad orgánica ejecutiva y territorial, para que sus militantes se tienten la ropa y cuenten hasta diez antes de soltar o publicar una sandez del calibre de la del señor Soler, una persona con formación académica y, se supone, que seria y culta.

Yo soy andaluz, de Jerez de la Frontera, trabajo en Sevilla y soy delegado en Andalucía de un periódico nacional, y no tengo un exagerado acento, salvo cuando me cabreo con tanto mediocre como hay por ahí. Andaluz itinerante, con escala en Madrid, donde nunca me han recriminado, ni bromeado sobre mi origen. Los madrileños son buena gente, abiertos y tolerantes.

En esa etapa en Madrid -cuatro años deliciosos- se me ponían los vellos de punta al escuchar, en el Metro, la calle, o en los bares, el acento de mi tierra. A mí, el acento de Trinidad Jiménez me gusta, es un poco empalagoso a veces, pero suena sincero. Y me importa un pito quien gane esas primarias, pero me molesta mucho el tono y el estilo del tal Soler. Rechina.

En algo coincido, por una vez y sin que sirva de precedente, con el consejero de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía, Luis Pizarro, para quien Soler "no habría sido capaz de hacer esta crítica" con el acento catalán, gallego o vasco. Soler ha querido zanjar esta tarde todo con un comunicado, pero creo que es insuficiente, necesita un correctivo político y disciplinario.

A unos y a otros les dedico esta pieza maestra de Plácido Domingo, un caballero y uno de nuestros orgullos en España. No me ensucien mi tierra, ni mi habla, sean respetuosos.