25 may 2011

La derrota del PSOE y el fracaso de Cabaña

Viñeta, blog de Cádiz Centro
En el pecado lleva la penitencia. El secretario general del PSOE de Cádiz, Francisco González Cabaña, que se erigió semanas atrás en jefe de la campaña socialista, ha cosechado en las elecciones locales del día 22 el mayor fracaso sufrido por su organización política desde 1979, que tiene su máximo exponente en la pérdida de la Diputación de Cádiz y de las ciudades de Algeciras y Jerez. En ambas ciudades el PP se ha alzado con la victoria, tras optar Cabaña por sustituir al algecireño Tomás Herrera y consumar una campaña interna y externa de acoso y derribo contra Pilar Sánchez que se ha constituido en uno de los factores clave de su fracaso en Jerez. (Ver la debacle de las diputaciones en EM)

A esas dos pérdidas hay que unir la derrota del PSOE en otra larga lista de ciudades (Vejer, Arcos, Tarifa, Prado del Rey, entre otras) donde Cabaña forzó una renovación de sus alcaldes y alcaldesas que ha terminado con sonoras victorias del PP. Casi ha estado a punto de perder su alcaldía en Benalup-Casas Viejas, uno de los municipios con mayor índice de paro de toda Andalucía, según las últimas estadísticas de la EPA e INEM. El PSOE, con Cabaña al frente, ha reducido sus concejales de 220 en el año 2007 a 248 en las elecciones del pasado domingo. Es decir, de 15 a 11 diputados provinciales.
Un cúmulo de despropósitos que ya se conocen al detalle en la ejecutiva de Griñán, donde esperan conocer la decisión de Cabaña tras un desastre político como pocos recuerdan en la provincia donde el PSOE fue hegemónico siempre. Cabaña, que elude asumir responsabilidades ante lo sucedido en Cádiz, no solo no ha puesto su cargo a disposición del partido sino que al parecer ha diseñado una estrategia para atrincherarse junto a los adeptos a Luis Pizarro, para seguir haciendo frente a la actual dirección regional de Griñán. Cabaña conoce que los once diputados provinciales que ha obtenido el PSOE –por sus 248 concejales en la provincia- tendrían derecho a una asignación mensual cercana a los 3.600 euros por cada diputado. Se trata de una cantidad mensual de la que puede disponer libremente aunque debe justificarla mediante facturas.

González Cabaña ha citado hoy a su ejecutiva provincial y a los secretarios generales del PSOE de todas las ciudades gaditanas para analizar la debacle sufrida en la provincia. Pero su objetivo real es atrincherarse en la misma institución que ha perdido y donde ha manejado a su antojo el presupuesto asignado a los diputados provinciales y las contrataciones de confianza, situando en puestos clave a sus leales y laminando a cualquiera que le formulara la más mínima crítica o se situara en otro sector socialista no afín. Entre esa lista de ‘víctimas’ se encuentra el primer alcalde democrático de Alcalá de los Gazules, patria de los socialistas gaditanos, Francisco Aído (padre de la ministra), hasta su predecesor y hoy diputado, Rafael Román, el ex consejero José Luis Blanco, el senador Juan Cornejo (ambos apartados de la estrategia de campaña), e incluso el hasta hace poco vicepresidente cuarto de la Diputación, hoy consejero de Gobernación y Justicia, Francisco Menacho. 

Mientras que Cabaña procura situar a los suyos, la debacle será de mayores proporciones si cabe teniendo que la Diputación cuenta con un entramado de empresas y organismos como Turismo Gaditano, la Institución Ferial de Cádiz, la empresa de informática Epicsa, el Instituto de Empleo y Desarrollo Tecnológico, la Fundación Provincial de Cultura (cuyo gerente es primo de Cabaña), donde trabaja buena parte de la estructura de poder en torno al dirigente provincial. Se trata de alrededor de medio centenar de cargos que dependen de una decisión política que serán reducidos o sustituidos inmediatamente por el PP cuando acceda con su mayoría absoluta al control de la Diputación Provincial de Cádiz, que históricamente ha sido la plataforma territorial desde donde se ha organizado el PSOE. Su presupuesto, de 292 millones de euros (en 2010) le permite ser una formidable herramienta política de influencias.